Andrés saco 80 puntos en inglés en el examen del ICFES (examen de estado para aprobar la educación superior en Colombia). Me quedé pensando en eso mientras preparaba las palomitas maíz en la cocina a la media noche. Andrés solía esconderse debajo de mi cama para asustarme cuando éramos niños. Solíamos ver los mismos programas en la televisión por las tardes. Cantábamos las mismas canciones de Disney. Jugábamos en la consola. Compramos las mismas cartas de YugiOh. Abríamos al mismo tiempo los huevos de kinder sorpresa. Veíamos la misma película de Digimon las mismas mil veces. Íbamos en el auto juntos. Comenzamos a ser fans de Naruto al mismo tiempo, él siempre Sasuke y yo siempre Naruto. No compartimos nada. Peleábamos a gritos. Yo lo hacia llorar pero también era yo quién la que lo cuidaba de otros niños. Es una relación de momentos de amor y algunos otros pocos de odio como todas las que importan. Andrés creo yo, fue el primer admirador de mis dibujos junto con mis otros primos mas pequeños. Tengo que reconocerlo mi hermano es el que más se ríe de mis chistes malos. Me pasé las manos por la cabeza. Tomé un puñado de crispetas y pensé: ¿Me superó? ¿Mi hermano menor me superó al fin? Quién sabe. Lo cierto es que me sorprendió. Mi hermano es quizás el hombre que más ha estado presente en mi vida. Cuando me enteré de la noticia que había superado mi puntaje en inglés, sentí que debía decirle lo orgullosa que estaba de él. Porque en realidad sí lo estoy. Superarme no es tarea fácil, pero Andrés lo logró y eso hay que reconocerlo. Siempre pienso en ti hermanito aunque te parezca un juego. Espero que él haga con su vida algo que de alguna pequeña o enorme manera mejore nuestro mundo, porque él mejoró mi vida. Fue maravilloso crecer con alguien como tú, alguien en quién apoyarse y alguien en quién confiar. Un hermano comparte las memorias de la infancia y sueños de adultos, en el exterior crecemos, pero no es así para los hermanos. Nos conocemos desde siempre, compartimos nuestras bromas familiares privadas, recordamos nuestros secretos, penas y alegrías. Vivimos fuera del efecto tiempo. Los hermanos no necesitan decirse algo el uno al otro todo el tiempo, pueden sentarse en una habitación estar juntos y estar completamente cómodos el uno con el otro, y los que no tienen hermanos o hermanas miran con algún grado de envidia inocente a aquellos que los tienen. Estamos ahí el uno para el otro, podríamos pelearnos y gritarnos pero a pesar de todo, es amor.