Yo tenia decidido que iba ir a los Museos a dibujar muchas veces durante el año. Sin falta, lo cierto es que los primeros meses fue imposible, pero la idea seguía en mi mente, así que lo llevé a cabo como siempre. Me fui en pleno invierno sin un rayo de sol hacia el museo más importante. Llegué. Entré y sentí como se estremecía mi cuerpo, decidí ir a los baños primero, había sido una caminata larga. Me miré en el espejo, estaba preciosa. Elegante e inteligente al mismo tiempo, eso es estar precioso para mi. Caminé hacia la galería permanente que tenía planeado visitar esa tarde. Habia mucha gente, uno de los guardias me ordenó en francés guardar el bolso y fui directo a los casilleros y lo guardé. Pasé a las galerías tranquila. No hubieron palabras para describir la belleza de esa colección de miles de años antes, de miles de manos de hombres y mujeres que hicieron paisajes que hoy en día no existen, lo que yo llamo pedazos de imaginación antiguos, fósiles de los recuerdos de los genios. Amo el arte más de lo que podría llegar a escribir en toda mi vida, es un consuelo, un refugio, un compañero leal y es alivio para los corazones difíciles. Yo sabía que ese era mi lugar, un lugar que me había estado esperando hacía tiempo.
Como si se tratase de un experto en la materia, terminé mi recorrido por el salón, me busqué el mejor sitio para dibujar, sin demora saque mis lápices y mi agenda para dibujos para mano alzada, no importa cuantas generaciones de tablets existan, siempre hace falta volver a lo real al lápiz y a las páginas que suenan cuando comienzas a bocetar. La danza del grafito, lo llamo yo. Donde la hoja deja de ser hoja y se vuelve parte de la imaginación del dibujante. Rápidamente las personas comenzaron a rodearme, sin más, sin hacer ruido, sin preguntas, los franceses tienen ese respeto por el trabajo de los demás, y un amor por el silencio que transmiten de generación en generación, sin vacilar comentaban entre ellos a susurros lo rápido que dibujaba y lo joven que me veía. Una madre con su hijo se acercaron más, yo no levantaba la mirada porque nosotros lo que nos dedicamos a las artes podemos ver todo de una manera clara sin ver directamente hacia un punto, es un hábito que se pule con el tiempo, el niño se puso frente a mi y con valor me interrumpió. "¿Puedo ver el dibujo señora?"Levante la vista, tenía preparada la sonrisa. Pero me sorprendió la belleza del niño, unos ojos azules como la luz del sol cuando atraviesa el mar. Ojos casi que se podían romper como hielo. Un rostro encantador y un cabello liso de color negro que le daba una formidable fuerza a la mirada y a los labios rojos por el frió. Él me sonreía.
Bajé la agenda para que apreciará un puerto pesquero lleno de naves Vikingas que estaban abastesiendoce, con un rudo y fuerte sol en la mañana de julio, un puerto con nubes blancas, hombres amarrando redes en los barcos, y fuertes cargas hacia los mercados, habían aves que se posaban en los balcones buscando algún desprevenido pescado abandonado en el suelo, había una fuente donde conversaban las mujeres, se sentía la brisa fresca que estiraba las velas y las banderas de las naves listas para zarpar. Él niño se concentro tanto que dejo de sonreír, le dio miedo sostener el cuaderno, en realidad casi nunca nadie toca mi agenda, conmigo en particular las personas sienten un miedo de poder dañar algo sin culpa, y prefieren mirar profundamente y por mucho tiempo. El pequeño hizo exactamente lo mismo, seriamente bajaba y subía la cabeza, la madre sorprendida de la seriedad del niño, se acercó y me pidió suavemente en francés "¿Puedo verlo yo también señorita'?" Sin duda acepté, la madre hizo la expresión más evidente posible, me dijo lo magnífico que era ese dibujo, y con temor de quitarme más tiempo se despidió con su hijo para dejarme continuar en silencio. En Francia las personas consideran que hacerle perder el tiempo al otro es una falta grave de respeto, eso no se hace jamás, entre menos tiempo pases en un banco, en la alcaldía, en tus clases es mejor, significa que respetas el tiempo del otro y no abusas de él. Sobretodo con personas que no conoces. Inclusive para sacar una cita todo se hace con meses de anticipación, días antes, nunca de un momento a otro, porque se tiene muy en cuenta la agenda de la otra persona. Luego otros padres comenzaron a acercarse con sus hijos y a preguntarme en qué academia de arte estudiaba, no hubo risas, no hubo burlas, los niños me miraban en silencio y los padres estaban muy sorprendidos de la tranquilidad con la que yo dibujaba con los niños a mi alrededor. Una vez mas el arte era mi refugio y mi creador de recuerdos inolvidables.