Mira en qué mundo vivimos. Cualquier día puedes salir a la calle y, por infortunios, nunca volver. Puedes viajar y nunca hacer el camino de vuelta. Simplemente estar en un sitio en el momento exacto por desgracia. Puedes tener el día más feliz de tu vida y que aparezca al día siguiente una enfermedad que igual nunca desaparece, no entiende de edades, ni de momentos. Con el paso del tiempo aprendes a vivir cada minuto como si fuera el último. Para que, pase lo que pase, sepas que has experimentado al máximo cada momento. Sin miedos, porque ya nada es evitable. No sabes dónde está el último beso. El último abrazo. He aprendido a disfrutar de un paisaje, una canción, una película. Un instante al lado de la persona que amo. No voy a cambiarlo. No tengo idea de cuántos segundos quedan. Pero van a ser apasionantes.