Me había hecho una promesa antes de todo esto, antes del viaje, de la universidad, antes de todo, que era regalarle a las personas que me eligieron, que creyeron en mi durante el camino, un dibujo a cada una. Aquí en Francia eso ha sido igual, los franceses cuando me dan oportunidades siempre les obsequio un dibujo sin falta. Las personas aprecian eso y les sorprende. Un dibujo no es nada, pero es tan lindo tener algo para recordar, algo que no tiene nada que ver con las preocupaciones diarias. Algo que no es un problema que solucionar. Algo agradable de mirar, gratitud y nada más.