Entre todos los ojos del mundo tus ojos son los míos,
quédate para dormir conmigo entre los techos,
bajo el cielo y las estrellas sintiendo el olor a pan caliente,
entre el humo de los cigarrillos que se apagan por la lluvia,
Mírame amor mío y llévate contigo mi lengua de gato,
mis labios se congelan mientras mis pies besan tus hojas en otoño,
el cansancio se esconde para siempre dentro de mis ojos,
tus nubes cubren la luna y las voces cantan cuando me sienten cerca,
los adioses desde los balcones, los libros que me guardaste,
los regalos que tantas veces me escondiste, las fuentes donde me susurrabas,
mírame que estoy soñando de pie,
mírame que yo despacio te veo pasar en tantas bicicletas que se llevan un pedazo de nuestras historias,
mírame por favor que la bandera nos guía tan lejos más allá del mar,
mírame que el perro solo te entiende cuando le hablas en francés,
¿Qué pasa amor mío? nos quedamos entre el piano y la comida hecha en casa con los amigos,
¿Todavía me escondes secretos? Me doblaste la garganta, me obligaste a hablar como tu hablas, me hiciste daño, y aprendí a mirar lo que debemos mirar,
te veo y no lo creo, creces todavía más, me muestras la luna y el sol,
pero yo cruce el mar y fuimos tan cercanos entonces, me has herido tantas veces,
cúbreme los ojos porque te vuelves un dolor, una bandera y un amor,
un sueño que se construye todavía, me llevas a donde murieron tus dioses,
Los dioses del arte que yo tanto amé, ¡Dios! ¡Cuánto dolor nace entre tus letras y tus páginas! ¡La belleza parece retroceder en el tiempo!
Los besos que he dado parecen oro, los que he recibido parecen joyas que cayeron una a una de la vieja corona inglesa, me has gritado, me has odiado, me has amado, me has dado, y me has quitado,
Me has maldecido, y me has bendecido, me dejas ver tu cielo y me das poemas de calle en calle, me das, me das, me das, como te he amado, que miedo me dio amarte tanto, que locura fue amarte hasta el delirio,
Olvidarte no puedo, que miedo siento al mirar por la ventana y no verte, qué miedo es olvidarte, porque no quiero hacerlo en la vida que me quede, porque el daño que me haces no se compara con el amor que te tengo, que te tuve en los días de mi niñez, y en los días que el sol no calentaba mis manos,
Mírame, porque es todo lo que quiero y lo que entiendo, mírame entre toda esta belleza y este dolor que se marchita y del que el olvido se alimenta, despacio como un gallo que respira antes de cantar,
¡Canta! ¡canta! ¡canta! que me encanta escucharte junto a mi, soy un rival digno pero también un fiel caballero, me has dado una piedra y de ella he sacado una espada, me has demostrado que no soy de allá que soy de aquí,
¡Aquí! ¡aquí! que esta es la casa de mis ancestros, que sus perros todavía me reconocen aunque jamás me hayan visto, que esta es la tumba de los que me han educado, que yo le debo a Francia esta vida y esta felicidad mía, que se la debo y que no quiere nada más sino que permanezca aquí, que me encadené aquí, que me encierre en una biblioteca, que me esconda entre los museos, que duerma con los ojos abiertos entre las ruinas mirando el cielo,
Francia, eres la casa de los franceses, pero eres el hogar de los que decidieron amarte. De todos los que se murieron amándote aunque el sol se les apagara en los ojos. Aunque ya no pudieran más gritandote:
C'est moi la republique! ¡Francia eres arte y no país!