Ese salón dorado lleno de luces brillantes donde la música es siempre agradable, tú y yo bailando ridículamente mal y riéndonos uno del otro, en ese momento sabemos que nada es más importante que estar juntos, tus padres sonriendo en navidad, el olor de mis labios a champagne, tu barba que es patrimonio de la Unesco, los niños balbuceando el español sonrientes saltando entre las luces a lo lejos, porque el amor en Europa es libertad.
Brillamos por dentro y por fuera.
Te miró y no quiero otro hombre, ninguno podría hacerme tan feliz como tú.