Hay personas que han aprendido a no enfadarse para que no las dejen de querer.
"Si me enfado igual se va, así que no me puedo enfadar, o si me enfado igual le parece mal, así que me lo meto para dentro." No reconozco el enfado, la rabia, no lo escucho y no quiero sentirlo, por miedo a las consecuencias pero lo disfrazo de miedo, de tristeza o de culpa. Pero enfadarme no, eso no.
Por ejemplo, supongamos que he organizado un plan de fin de semana con mi pareja. Lo he preparado con mucha ilusión y unos días antes me dice que no puede ir. Me da una explicación que entiendo, pero me siento mal.
¿Cómo me siento? Pues en realidad estoy enfadada, pero como me da miedo que se aleje de mí si me enfado, reprimo lo que siento. Como mucho me muestro triste, me dejo ver triste, pero ni pizca de enfado.
Otro ejemplo: una amiga me pone en un whatsapp algo que me molesta. No digo nada, no respondo porque no sé qué decir. Me ha molestado, pero no me dejo sentir el enfado. Y después empiezo a pensar que si le habrá parecido mal que no respondiera, que si se habrá enfadado, que igual me he pasado, que igual no era para tanto.
Es decir, que no sólo no se permitía sentir el enfado, por miedo a perder a su amiga, sino que además terminó acercándose para asegurarse de que la otra no estaba enfadada. Y otra vez que me dejo de respetar a mi misma y a lo que estoy sintiendo para que, por favor, no me dejes de querer…
¿Y tú? ¿Qué haces tú cuando alguien tiene un detalle feo que no te gusta? ¿Te das permiso para enfadarte? ¿Te das permiso para sentir ese enfado? ¿Lo expresas y se lo comunicas al otro, sabiendo que estás en tu derecho? ¿O lo reprimes porque es lo que has aprendido para que no te dejen de querer?
Otro ejemplo de una chica, que decidió hacer un curso sobre pedagogía positiva, pensando en redirigir su carrera profesional. En dejar un trabajo que no le gusta y dedicarse a lo que le apasiona. Y cada vez que lo hablaba con su pareja sentía que él no la apoyaba, porque le decía que ese curso no le iba a servir de nada, que era una tontería.
Y ella, me contaba, se sentía triste porque él no la estaba apoyando. ¿Triste? Pues no, hablándolo en una sesión resulta que lo que en realidad sentía, pero no se había querido reconocer, era enfado. Estaba enfadada porque su pareja no la apoyaba en su proyecto.
Cada vez que alguien traspasa tus límites y no te enfadas por miedo a perder a esa persona, estás rechazando lo que sientes y te estás dando la espalda a ti misma. Y lo que sientes SIEMPRE está bien. Tus emociones son correctas y están ahí para algo. El enfado está ahí para informarte de que alguien está abusando de ti, tratándote de forma injusta y traspasando tus límites. O de que alguien te está pidiendo más de lo que puedes o quieres dar. O de que te están impidiendo alcanzar tus deseos u objetivos.
Un niño necesita enfadarse. Tiene derecho a enfadarse, porque el hecho de que sea un niño no significa que no tenga emociones o que los demás no traspasen sus límites o le impidan conseguir sus deseos.
Por ejemplo, un niño al que le prohíben ir a jugar con sus amigos necesita sentir ese enfado. Si no le dan permiso para sentirlo, si le castigan porque se ha enfadado, aprenderá que el enfado no es algo sano. Y reprimirá esa emoción. Puede que se sienta triste, porque eso si le dejan sentirlo, cuando en el fondo lo que está es enfadado. ¡Y está bien que lo esté!
1. Después ya decidirás qué haces con él, pero aceptarlo, siempre "Estoy enfadada porque…” hacia ti misma
2. Si quieres comunicárselo al otro, estupendo. Le dices de una forma clara lo que sientes y por qué lo sientes. Por ejemplo, “estoy enfadada porque me gustaría que me apoyaras y me animaras en este nuevo camino que comienzo, en vez de decirme que es una tontería” Con respeto, por supuesto. Siendo asertiva, claro que sí. Haciéndote responsable de lo que sientes y sin culpar al otro, también. Soy yo la que esta sintiendo enojo, no es tu culpa, pero honestamente estoy sintiendo enojo.
3. Siempre que sea posible, lo mejor es expresarlo y poner un límite, porque eso es lo que te permite liberar esa energía en la dirección adecuada, protegerte y respetarte.