13 Feb
13Feb

Yo no te escribo para tener una relacion contigo, mi vida emocional está encaminada a un solo sentido inalterable que es el amor que siento por un hombre, como sabrás yo soy desagradablemente sentimental y es algo que llega moldear de muchas maneras mi vida, puede bien ser una enfermedad pero lo cierto es que el amor significa para mí más que la vida, así que sabrás de antemano que es una existencia tremendamente dolorosa, cambiante, brusca, violenta y renaciente.

Mi vida profesional es quizás lo mejor de mi, pero no me llena en lo absoluto, a mi nada me llena, todo es un horario, una rutina que mantengo justamente para tener un orden y un avance que pocas veces se obtiene en los sentimientos. Soy en extremo rígida conmigo misma, se me permiten muy pocas decisiones sino son beneficiosas o acertadas, soy egoísta y velo por mi bienestar en la mayoría de los casos, soy leal solo con los que deseo serlo, es decir con quienes lo merecen, no soy una buena persona, y no creo en el mal y en el bien, creo en el amor, y es en lo único que puedo creer. La gente que se sienta en mi mesa a hablar conmigo en las mañanas o en las noches, me habla de logros, de una vida intachable, me da discursos muy bien fundamentados en los que yo salgo a blandir una espada y a vivir en una vida que fue una mierda desde el principio, la vida de mierda que me dieron mis padres y que yo tuve que cambiar desde que nací, porque quizás en la niñez, yo, poco o nada, estuve conforme con esa vida que me tocó vivir, tenía como deber corregir mi vida, corregir mi educación y mi destino, una tarea que todavía no he terminado. De no haber tomado esa decisión mi vida hubiera sido penosamente parte de una masa de gente que se dedica a esconder remordimientos, yo, aun no tengo ninguno. Francia no cambió mucho de lo que yo era, sino que lo mejoró todo, potencializo todos mis principios, mis creencias meticulosas, y quebró las inútiles. Esta es mi casa, este es mi hogar, y se que me haré matar por él, cosa cual no le aconsejo a nadie, porque de eso se trata vivir una vida dictaminada por el amor, es una vida que no le deseo a nadie, porque no se puede desear una vida así, se tiene que nacer con ese mal por dentro para entender que uno no se puede curar, y entender que de ello se tiene que morir. Uno nace entonces muerto y a medida que ama resucita. Claro, yo también hago deporte, trabajo, estudio, finjo a mi familia que todo va bien cuando no es así, amo a quien debo amar, hago las compras, voy al medico, hablo con mis jefes, hablo más de dos idiomas, sirvo pero no soy un sirviente, viajo, compro cosas para mi apartamento, las cambio, las muevo, cocino, como extrictamente lo saludable, pocos gustos me doy a nivel de azúcares, no fumo,  no bebo(Abro un paréntesis enorme aquí, alguna vez fui embaucada con el evangelio de "trabaja y veras que no tienes tiempo para reflexionar sobre el amor o de los dolores del amor", después el evangelio de "haz deporte, cuando haces deporte tu organismo se regula, desarrollas energía y optimizas tu cuerpo" y finalizó con el evangelio de " Comer saludablemente y llevar una vida fitness evita que dependas del azúcar, y entonces tu metabolismo va estar siempre activ.." Yo, y me adueño de la palabra yo, cuando digo honestamente que hago deporte dos horas diarias de lunes a viernes, no como azucares, trabajo y estudio. Sigo un horario dificilísimo de necesidades mortales. Que parte de dejarme un cuerpo bonito, no me deja nada más. Los lamentos, las preocupaciones, los miedos, el amor inquebrantable, todo allí dentro, todo vivo, moviéndose mientras corro, mientras trabajo, mientras estudio, mientras me llevo el yogurt griego al a boca. Se termina el trabajo, se termina el camino, se termina de resolver el examen, y se vuelve acabar el mercado de la nevera. ¿Y que queda? Bueno pues una persona cansada y triste. Soy fiel a la rutina propia que cree solo para desconcertarme a mi misma y darme cuenta honestamente de que sigo siendo una persona lejos de la masa, lejos del hermoso paraíso de lo normal.)

Desprecio a cualquier hombre que no sea el hombre que amo, bien sabido es que la mayoría de hombres poco tienen que ofrecer cuando uno se ha dado todo, y bueno de moral y de ética menos, aunque siempre espero a que alguno me sorprenda, después de un cierto tiempo aburrida de esperar, simplemente me voy. Te escribo estas últimas palabras porque quiero conversar, no amarte ni joderte, a mi me gusta es conversar de lo humano. 

Porque conversar a veces ayuda a comprender a migajas lo que pudo ser mi vida.

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