Sentada en el suelo durante otoño entrada la noche y con toque de queda corri de la universidad al trabajo con el alma en los pies, del trabajo al supermercado con el dolor de espalda entre la piel y los huesos, y del supermercado corrí a la casa, llegué tan cansada que no alcancé a abrir la puerta cuando me tire al suelo lleno de hojas para descansar y no sentir más el frío punzante, ¡me muero! pensé, me he muerto tantas veces en la vida que cuando me toque morir de verdad no me lo voy a creer, va tener que decírmelo un ángel lleno de luces de colores, con cánticos bajando del cielo como en todas esas tarjetas navideñas que compra mi abuela. Pero... te pienso aquí con las manos heladas y el chocolate en los labios. ¡Que me jodan la vida! ¡jodeme! ¡jodeme! ¡jodeme! como te extraño hombre del bosque. Me había saboreado las ganas de escribir este párrafo, me había aguantado el feliz deseo de escribir, guardándolo entre la ropa, entre mis labios, entre mis manos, para un mal dia, osea hoy, hoy es un día horrendo, hoy puedo escribir esta historia bellísima para cambiarle el final a un dia condenadamente difícil, a un día de mierda, a un día en el que el universo se caga encima mío, porque hoy me tocó a mí y que más da. El dia se tiene que acabar de una u otra forma.
Las luces entre las hojas bailaban, el poco sol del verano se había vuelto manso y no nos quemaba la piel blanca, nos estaba calentando justo en la soledad de un bosque, el olor de la hierba se subía por mi ropa, recuerdo las hojas de los arboles verdes todavia sujetadas a las ramas y la luz que me maravillaba cada vez que pasaba entre ellas la brisa tibia dejando entrar esos destellos que me hacían pensar que yo estaba dentro de un sueño, y así era, así fue para mí, estábamos los dos soñando aunque estuviéramos viviendo.
Nos miramos la última vez y nos quedamos dormidos. Tú sabías que yo había pasado la madrugada despierta ebria con sandy hablando del amor ¡y que buenas historias de amor! ¡y que amores tan fugaces fueron los nuestros! oh la la! la France c'est dommage! de verdad este es el país del corazón roto, nadie esconde su corazón suficiente tiempo antes de que un nuevo martillazo lo quiebre por completo otra vez. Nuestros encuentros siempre eran el día domingo, y llegué como pude o ¿como pude llegué? Me viste primero, yo me había escondido entre las ruinas para que no me vieras, quería preocuparte y hacerte pensar que no había ido a verte, pero aún así sin llamarme una sola vez, sin mandar el mensaje culo de ¿dónde estás? me encontraste ¿cómo? siempre fue para mi un misterio maravilloso como me encontrabas. Estabas acostado en el prado protegiéndome aunque no hubiese nada que pudiera devorarnos vivos esa tarde, estabas a mi lado fingiendo estar dormido solo porque sabías que yo estaba exhausta de fingir estar despierta, me mirabas en silencio, me lo confesaste días después, para tí era difícil no verme incluso cuando me dejaste casi te da un ataque de locura en medio de la calle, bon sang! yo pensé que te ibas arrojar a ese auto, sentí tu miedo dos veces como si fuera mío.
El silencio que había entre los dos cuerpos uno junto al otro, entre tu mano sobre mi pierna, entre las hojas y el prado, recuerdo tu piel blanca color muerto de ataúd, me encanta ese color porque me hace sentir morena, y la bermuda azul francés que escogiste con los zapatos que hacían juego ça va pas la tête! yo odie todo el conjunto en el mismo instante cuando te vi, te veías tan gringo, tan extranjero, tan europeo, era imposible tentar a decir que venias de otro continente que no fuera ese. Pensé en seguida "jamás lo voy a llevar a Colombia es muy difícil que no quieran estafarlo en el aeropuerto."
Tu voz hablandome de la obra de teatro que estaban ensayando una chicas hippies de la facultad muy lejos de nosotros cerca de unos arbustos y un roble, pero el eco de sus risas llegaba a nuestra pequeña tierra bajo el árbol, el primer árbol que encontramos con sombra, tus críticas sobre lo amante que fuiste del capitalismo, "¡era un cretino!" me dijiste entre susurros, si, seguramente, quizás todavía te quede algo de eso, pero yo te conocí en un momento diferente de tu vida llegado de Canadá, llegado del exilio, volviste a Francia como vuelven todos los franceses porque les cuesta dejar a la madre patria, y yo se bien porque, llegaste a pesar de las estruendosas críticas de tu madre, te cansaste de Canadá, hiciste maletas y volviste a cruzar el mar después de casi diez años, después de que tu vida en el país de la nieve se derrumbó por completo. Como la mía se había derrumbado tantas veces en el pasado.
Nos contabamos todo, éramos insoportables, realmente irritantes para cualquiera que tuviese la desgracia de terminar siendo plantado por nosotros, no parábamos de hablar y de decirnos sarcásticamente lo ridículos que nos veíamos, "sonrio como un idiota Ana" y reímos porque llevábamos juntos el tapabocas, siempre a donde fuéramos teníamos esa máscara inmunda, excepto en tu casa, allí la historia era otra. Era menos espacio, menos jabón antibacterial, y más contacto de ese que tanto nos prohibían tener. ¿Que puedo decir? Enamorarse en una pandemia es muy romántico, todos deberian hacerlo, uno siente que esta haciendo de todas las formas posibles algo ilegal y que va ser perseguido por la justicia cuando besa a alguien a escondidas del gobierno. Tú diciéndome "si tú tienes el coronavirus, yo aún conociendo el riesgo quise aceptar contagiarme, me preocupa, claro que me preocupa morirme en una pandemia, pero quiero besarte" Silencio, puro silencio después de esas palabras tuyas sentado en pijama en la cama mirando al suelo aún con las gafas puestas. Tenías esa camisa de "salven a las ballenas" en color negro para hacer el momento más lúgubre.
El dolor de muelas por el ramen hirviendo que me yo comí, tú llamada al médico cuando viste que no mejoraba con el asma, la búsqueda de un termómetro por todas partes cuando tuvimos fiebre, aún más increíble nunca sentiste asco de la serenata de mocos que sonaban cada vez que me sonaba con, por supuesto tus toallitas extra suaves que me dejaste a mi entera disposición cerca de la cama. Esa manía de darme miel en la boca con una cucharita, el té de manzanilla que hiciste durante la madrugada después de que te desperté con mi tos, adoraba verte hacer todos esos gestos sin que yo tuviera que pedirtelo, todo eras tú tratando de salvar nuestro rinconcito en el universo.
Lo que más me gustaba era quedarnos en silencio sin decir nada y no querer decir nada sólo porque tocaba rellenar el espacio con cualquier tema baboso como lo demanda el protocolo de las relaciones culas, el silencio tuyo y mío, era un silencio delicioso. Riquísimo, me encantaba compartir no hacer nada contigo, me encantaba solo mirarte, abrazarte, besarte el cabello y no decirte nada. Me diste la rasuradora para que te cortara el cabello, fue la primera vez que rasure a alguien, ¡dios me ayude! pensé a gritos, ¡lo voy a trasquilar! ¿y este como puede dejarme su pelo a merced de un caprichoso juego de peluqueria? Te sentaste y no te quejaste ni una vez, hice mi mejor trabajo, y te dije ¿quieres verte en el espejo? y me dijiste con ese acentico elitista "No, yo confío en tu trabajo" Lindo. Siempre fuiste lindo.
Los crêpes que habías preparado para toda la semana y que yo me comí en dos días, lo siento tanto, lo siento mucho (risas), te habían quedado tan ricos que prácticamente solo los rellene con miel y nutella para darles mi toque personal, tú sólo me mirabas comer estupefacto, me mirabas embutirme el azúcar como si fuera un drogadicto metiendo crack, algo monstruosamente americano para ti.
Los secretos que me confesaste terribles y divertidos, el libro que estabas escribiendo, mis comentarios sobre tener un diseñador en el hogar es mil veces más útil que tener un físico, claro tú eras físico, y me decías "si quieres colocar un cuadro en la pared yo soy el chico ideal", tu amor por los dinosaurios, tu colección de guitarras, la banda que tienes con tus dos amigos y con los que te reunes a tocar sagradamente cada semana pero nunca te escuche tocar ni una sola canción en casa, tu nevera llena de vegetales y cerveza, la foto de tu sobrino bebé en la que tú le das tetero pegada en la puerta del congelador, tu comida vegana que me tragué porque te sentaste en el comedor a cortar cada vegetal tratando de hacer las ensaladas veganas para los dos con todos esos tarritos de semillas traídas de Turquía y de África, te vi tan contento hablandome y picando los pimentones que supe que me tenía que tragar eso así el sabor estuviera horrible, solo porque lo habías hecho tú, me dijiste "no tienes que comerte todo si no te gusta" ¡obvio no me gusta! pero no voy a dejar que te sientas mal y me lo tragué sonriendo, siempre tratando de impresionarme con ese acento inglés, y es que tienes muy buen acento, tus manos que siempre me han parecido bellisimas, mi amor por tu barba "¡dejate la barba larga!" te dije más de una vez en mi delirio de tener un homeless como novio (risas) los besos completamente diferentes que nos inventamos sacandonos el tapabocas, y la playlist que te hice para que manejaras al trabajo que te fascinó y la colocabas cada vez que podías, me encantaba que no supieras bailar eso irónicamente siempre me pareció algo muy sexy en un hombre, la cantidad absurda de libros que has comprado ¡dios! y el dia que nos conocimos compraste otro, eso me excitaba de muchas maneras, había hasta una mini biblioteca en el baño, leía todos los títulos a escondidas, te hice el dibujo de un lobo de winterfell en el tablero de tus amigos y me dijiste "¡No Ana! ¡Ahora todos los demás dibujos se ven horribles!" El día que me llamaste para decirme que querías comprarte un esqueleto anatómico real pero que no sabías si era una buena o mala idea y te dije "Amor, yo estoy de acuerdo en tener un esqueleto anatómico real pero es que no va con la decoración del apartamento, necesitamos tener un cuarto de más, volverlo biblioteca y colocarlo allí, se vería fantástico" Nunca te desmotive en nada, sentí de una manera muy fuerte que quería apoyarte en tus sueños desde los más ridículos hasta los más complejos.
Recuerdo como te acurrucabas como un niño en mi cintura, me abrazabas la cintura y sonreías cerrando los ojos, que linda imagen Thibault, muy linda, las noches una tras otra me buscabas dormido para abrazarme, roncabas pero descubrí que cuando te abrazaba no lo hacías, siempre me gusto tocarte los pies con los míos, te mime demasiado, te mime para mal (risas) me reí de tus cosquillas aunque no me hacían gracia, pero adoraba verte tratando de hacerme reir, y tu frase tan memorable "el gato no es tu bebe, tu bebé soy yo" Nos reímos a carcajadas antes de colocar harry potter por quinta vez y el gato solo nos odiaba.
Te levantabas en la noche por agua para mi, me consentias sin frenos y dejaste más de una vez a tus amigos botados con la fiesta armada, las cervezas compradas y la consola encendida, sólo porque yo quería abrazarte, y entonces decías "don't give a shit" te ibas o a veces ni llegabas. Me buscabas y te bajabas del auto para abrazarme al llegar, mis manos acariciandote el cuello mientras te quejabas de los ciclistas que no usaban casco, y yo te decía "deja que la selección natural haga lo suyo" te preocupa demasiado la humanidad, eso fue lo que me gustó de ti, lo que aún me gusta de ti, lo que siempre me gustará, siempre preocupado por mejorar el mundo, aunque al mundo le valgas una mierda, esa generosidad tuya y el champú de coco que todavía compras.
Siento que provoqué la grieta que nos separó, porque a mi se me explotan los cables cuando me enamoro, cuando yo me enamoró empiezo a ser una mujer horrible, la pesadilla, la mujer orgullosa, la inabordable, la que no cede, la insufrible, la intensa, la indiferente, enamorada estoy lejos de ser yo misma, enamorada soy todo menos buena, es mi peor parte ¿sabes? te herí en esa pelea, te herí con una sola línea en inglés, y eres tan necio y tan orgulloso que me la devolviste, aunque tú aún así, te atreviste a decirme que era "nuestra culpa" que fue el drama de los dos lo que mató el sentimiento, a regañadientes y por tu ternura tampoco me ibas a dejar cargar sola con la culpa de la separación, pero te dije desde el principio que yo (desgraciadamente) soy una mujer dramática, ese es mi peor defecto no tenía sentido que te jurara que iba a cambiar, ¡dios! como si no lo hubiera intentando billones de veces con cada man y fracasé con creces cada vez que prometí ser otra, no te sientas mal por eso, lo que me dijiste no es algo nuevo para mi "el drama mata el amor", esa frase también la escuché más veces que mi nombre.
Seguramente la única manera de no ser tan dramática es que seas mi amigo, que vivas en la friendzone permanentemente, que nunca sienta deseo por ti, no trate de convencerte de lo contrario, respete tu desicion, lloré, te dije "tienes que buscarte una mujer más normal" y tú me dijiste "aun así, no será mejor que tú" estabas con tu familia, tu hermana y tu sobrino que acababan de llegar de Suiza, estabas cocinando y allí comenzó la guerra de Waterloo entre mensajes, fue corta duramos 20min porque yo no quería dañarte la comida, sabía lo que adorabas estar con tu familia, y sobretodo lo mucho que te costaba estar reprimiendo las emociones para que ellos no tuvieran idea de lo que estaba pasando.
Me despedí de la mejor forma que pude, te llene de cumplidos y frases bonitas que en verdad sentía. Me tragué el "te quiero", y nunca te lo dije porque no quería que te fueras, pero igual te fuiste (risas) ¡te lo hubiese dicho! ¡ash! ¡cagada! ¡bueno ya que!
¡te quiero!