Recuerdo el cuarto de la mamá de Carolina. Las paredes blancas, las cortinas blancas, las sábanas blancas y el piso blanco. Diría que estábamos viendo Grey's Anatomy, pero yo solo veía el cabello de Carolina, detallaba su cabello negro extremadamente brillante y suave, ella no sabía que yo la miraba, le acaricié el cabello, estaba acostada en la almohada sobre mis piernas frente al televisor, ella adoraba esa serie porque no dejaba de hablar sobre el drama ridículo de los médicos. Yo detestaba la serie pero no sé lo dije, dejé que todo sucediera como estaba sucediendo. Mientras Carolina hablaba de los personajes, su voz comenzó a hacerse cada vez más leve hasta que dejé de escucharla por completo, entonces mis ojos se desviaron hacia la ventana iluminada por el sol de la tarde, comencé a perderme en la danza de cortina y el viento, que tranquilidad, cuanta paz ahí aquí en este cuarto ¿Por qué hay tanta paz? ¿de donde viene toda esta paz? ¿del sol? ¿de la brisa? Me gusta estar aquí. Me gusta todo este silencio, pareciera que el tiempo no está pasando. Me siento feliz porque no tengo preocupaciones estoy tranquila y es difícil que yo esté tranquila en algún sitio.
"¡Ana, ella es como yo! ¡mírala!" -contesto Carolina, volví a escuchar su voz. Claro, Carolina, esta aquí, todavía esta hablando de esa serie tan mala, toda esta paz viene tal vez de ella. ¿Sera posible? Me quede meditando profundamente por unos minutos y aproveche que ella estaba concentrada en su monologo comparativo de médicos falsos. Si es verdad, Carolina me ha dado paz desde hace mucho tiempo por eso sigo viniendo a verla, porque me siento bien, porque no siento la realidad. No siento la soledad que siempre he sentido con las demás personas.
Con Carolina yo no me siento sola.
Me siento tranquila.