"Ana no me duele que te vayas"
El comedor dorado estaba lleno. Las voces de los invitados cantaban todas una melodía diferente, cada voz llevaba el eco de las preocupaciones del alma, la desdicha, la tristeza, el dolor, la rabia y la angustia, sin embargo las voces no se usaban para decir la verdad, al contrario, las voces traían consigo palabras inútiles para escuchar mentiras inútiles.
Las risas y las caras llenas maquillaje. Las miradas y los labios. Los unos frente a los otros, los otros que eran como espejos imitando sus gestos, imitando sus vidas desconocidas para ellos, y desconocidas para mi. Las lagrimas se me bajaban tan despacio que podría jurar que el tiempo se detuvo para siempre en esa cena. Las voces y los cuchillos golpeando la porcelana y los cristales, dejé de escuchar sus voces, dejé de escuchar los cuchillos, olvidé como suenan las palabras, olvidé como suena el vino llenando una copa de cristal. No dejé de llorar durante ese silencio profundo que me quedó por dentro mientras los miraba en secreto, miré sus rostros sonrientes, sus ojos y sus labios mientras sentí su despreciable indiferencia. Sus vidas tan lejanas a la mía, como el mar del cielo.
Bajé la mirada adolorida en el pecho porque no soporté tanta fealdad. Pretender, me hizo sentir el sabor del vomito en la garganta, solo lloraba en un silencio desértico a la distancia de años luz entre los invitados sentados en la mesa y yo desesperada por levantarme. Pero así es exactamente como se ve la vida, como un comedor dorado lleno de gente con ropa de gala riéndose mientras come y bebe vino, y justo en frente de todos en una silla estas tú mirándolos mientras lloras porque tu vida otra vez se despedazó, y porque además a nadie le importa si sufres o no, las personas no pueden hacer nada y no quieren hacer nada por salvarte, siempre están tan lejos de ser un consuelo, son mas bien una carga muy pesada, una carga invisible y agotadora que duele cada mañana.
-Doña Ana...- dijo él sin mirarla.
-Estoy bien....- contesté todavía con lagrimas en las mejillas. -¿Es el postre?
-Ellos se fueron...-dijo él mirando hacia el techo.
Dejé de mirar el vacío y pasé la mirada por el comedor. No había nadie. Estaba sola. Era un rey solo.
-Diría que me sorprende estar sola, pero la verdad es que ¿Cuándo he tenido buena compañía? Me da risa pensarlo, es que podría reírme, reírme de verdad de lo sola que me siento... de lo sola que me he sentido toda mi vida con todos. Mi vida se convirtió en un comedor gigantesco, lleno de sillas y de comida. Un comedor en el que siempre veo a los demás venir a comer y después los veo irse, irse, y no volver. ¡Y OTROS VUELVEN, COMEN Y SE VAN, VUELVEN, COMEN Y SE VAN, VUELVEN, COMEN Y SE VAN!...-grité hasta quedar sin aire.
La furia se despertó dentro de mi como un lobo buscando una presa en invierno. Saqué la espada de su funda y sin delicadeza comencé a golpear el comedor, el filo contra la madera, golpe tras golpe aparecían marcas torcidas en la mesa larga. La espada iluminada por las luces de los ventanales llegaba a la mesa para tratar de cortarla cada vez más profundo, se clavaba, y de un jalón salía de nuevo para volver a clavarse en la madera lisa, la rabia inundó mis ojos hasta dejarlos sin brillo, el golpe sordo del acero contra la madera de roble era todo lo que se escuchaba dentro del salón, deseaba desesperadamente sacarme el dolor y la vergüenza para dejarlos dentro de las grietas del gran comedor. Deseaba lastimar, deseaba herir, deseaba dañar. Abrí la boca para respirar con un horrible esfuerzo, el aire frio entró en mis pulmones, no quería hablar, solo quería escuchar el silencio, el hermoso silencio de mis lagrimas amargas que caían para cubrir esa tarde.
-Ana...- dijo él levantándose y tomando la tetera para servir un poco de té de menta en una de las mesas que estaban frente a los ventanales.
Me levanté de la silla todavía llorando y me acerqué a una de las ventanas mas altas. Los bosques tienen un efecto mágico dentro de mi espíritu, me siento íntimamente unida a los lugares donde puedo perderme, alejarme o esconderme. Así ignorando las lagrimas resbalándose con una decidida fuerza y templando la voz para que no se quebrara, hablé:
-Quiero un roble, quiero un árbol muy alto, el mas alto posible, y quiero plantarlo allá, justo allí, allí en medio de ese bosque. ¿Conoces ese bosque? Levantaré una muralla, la muralla más alta que se pueda tener, haré un fuerte, una fortaleza de piedra, de madera, de tierra, de barro, con ostras del mar.- respiré profundo-... Esa fortaleza será mía, solo mía, solo será para mí, quiero un verdadero refugio. Quiero pelear. Quiero oler la madera quemada por el fuego, el humo desaparecer en la noche, sentir la sangre en mi piel y el calor en mi garganta. Quiero pelear. Levantar una copa de champagne y bebérmela fría, ver el fuego dentro de mi, como yo lo veo dentro de esa montaña.-dije entre susurros y bajé la mirada cansada hacia la madera del suelo, todavía oscura.
-¿Que sucedió? Ana...-dijo él girándose para ofrecerle el té con dos galletas de crema.
La respiración de la mujer se encendió como fuego alimentado por la madera al ver el té, y empuño la espada para lanzarla con una despiadada fuerza contra el suelo. El golpe sordo del metal nuevo con la madera vieja y un grito al final desesperanzador se escucharon hasta por las palomas que dormían en la chimenea. El hombre no se movió.
-Como duele la vida, como duele la mía, todo a pedazos, todos son batallas contra personas que he querido, una colección de decepciones, y una galería de amarguras, de un resentimiento profundo, solo enfrento personas en las que confié tanto, pero tanto... Estoy tan cansada de que ellos sean mis enemigos, que horrible es ser rey de todo este dolor, se necesita una abismal fuerza para marcar la linea entre alguien en quién confiaste y en quien ahora no puedes confiar. No confió en él. Lloro porque fácil no es la vida cuando te conviertes en ti mismo. Esto soy yo. Soy yo. Soy todo este dolor y esta furia, soy estos gritos y este silencio, soy el alma y este infierno. David se tenia que haber ido hace años atrás, pero cerré los ojos y fingí no ver cada maldito error, los míos, los suyos. Los hombres de amor no saben y no aprenden, ahora otra vez más dolor, más maldito dolor, estoy cansada de ver como tratan de imponerme leyes que no existen, leyes que ellos se inventan por falta de compasión. Cuanto descaro. Cuanta vergüenza. Cuanta cobardía. Cuanta desilusión.- susurro ella con fastidio.
El llanto comenzó y torciendo los labios Ana trató como pudo de dejar las lagrimas adentro, pero fue inútil, las lagrimas salían y se resbalaban en las mejillas hasta los labios. Levanto el brazo y con la maga de la chaqueta negra se limpio los ojos con resignación porque unos pasos fuertes comenzaron a escucharse por el corredor, los pasos de un hombre joven y molesto.
-Si seguro no le habías dado oportunidades al bastardo ese ¡Porque así eres de estúpida! ¡Deja de creerle lo que dice de por dios! ¡Vuelve y tú le crees! ¡Entiende que ese infeliz no tiene dignidad! No sabe que es tener dignidad así que no puede saber como se siente perderla. ¡Tú te vas! ¡Siempre te vas! ¡y estas bien! Porque él no tiene nada que ofrecerte, no tienes un refugio, ni nada seguro, ni siquiera te dice la verdad solo pide que se la digas tú, pero él nada ¿eh? y de amor ni hablemos porque no hay ni migajas. Nada te ofrece así que tienes todo el derecho a irte las veces que quieras y cuando quieras, ¡No hay porque quedarse a vivir en un desierto! ¡Entonces! ¡Tú vives tu vida! Una vida que bastante trabajo te cuesta, que te has ganado con esas manos tuyas, porque si tienes un techo ¡Es gracias a ti, no gracias a él, ni a ninguno!, has tenido que salir a enfrentar a las bestias tú sola sin ayuda de nadie, con la poca esperanza que tienes en los labios, ¡Esas victorias son tuyas! ¡Son solo tuyas! Porque dios es testigo de lo sola que has estado siempre, tú has vencido sin ayuda, con hambre, con enfermedad, con dolor y con esto, ¡Con esto! ¡con bastardos como este y otros más! ¡Que decides cargar en tus hombros! ¡En tus hombros que ya no soportan otro peso más! y que te escupen encima cuantas veces tú les permitas "Te hiero porque soy un animal de circo que lo único que se hacer es mentir y echarte la culpa" ¡Y él vuelve con su falta de prosa y de verso! ¡Agachado como un sapo en el fango! ¡Porque tú no lo buscas! ¡no lo haces! Tú sientes piedad, hasta compasión por ese miserable, no es tu amigo Ana no te equivoques, porque no lo es, nunca lo será...-dijo un joven alto con el cabello negro rizado, algunos rizos tocaban las cejas negras, su barba era muy corta y no había ninguna sonrisa en su rosto. Se acerco al comedor y coloco sus manos sobre la madera abierta y agrietada.
-...Tú y él intimaron y eso no se puede esconder, no lo escondas, tú sabes que eso esta en contra de la ley, de tu sagrada ley ortodoxa e inflexible, "amigo" nunca va a poder ser ¡Sácate eso de la cabeza! ¡Este vine porque tú eres la fuente fácil, gratis y cercana de morbo y de placer! El infeliz viene porque sabe que estas mal y se pude aprovechar de tu debilidad, tú confías en él, le cuentas tus miserias y lloras, y el infeliz te escucha, pero cobra después, ¿O es que acaso no lo ha hecho? ¿No? No te llama, el malo aquí es él, ¿O también te hizo dudar de eso? ¿Empezaste sentir las culpas? ¡Es que acaso tú le enseñaste a ser una alimaña! ¡Un parasito! ¡Te escondió a esa mujer! ¿Abrió la boca antes de que pasara? ¡NO! -gritó y golpeó la mesa.
-...Porque eso era lo que tenia que haber hecho, dejarte bien claro que se iba dedicar a buscarse otra mujer porque eso era lo que él quería, estar con otra mujer, eso es proteger a alguien, eso es no querer hacerle daño a otra persona, ocultar cosas es querer joderle la vida, él quería joderte la vida, y lo logró, ¿Tú crees que el infeliz estaba preocupado por ti ayer? ¡Ay por favor! Te puedo asegurar que mal no estaba ¿Eh? No te des tanta importancia hermanita, el bastardo estaba bien, bastante bien de hecho, porque así lo planeo...y tú caíste como siempre, porque eres tan frágil, ¿Por qué crees que las personas son como tú? Nadie es como tú Ana, nadie...-dijo levantando los puños de la mesa y caminando hasta la mesa de Té, tomo una galleta de crema y se la llevo a la boca en silencio.
- …El bastardo abrió la boca cuando tú enfrentaste la realidad, así lo planeó, "Voy a dejar esto en secreto para ver hasta donde me llega la suerte" ¿No dijiste tú que él infeliz pasaba horas pensando y planeando todo? Que casualidad que olvidó justo ese detalle tan insignificante de decirte que estaba besándose con otra, bah, de insignificante nada, este lo que quería era hacerte daño, él sabia que te iba a hacer daño tarde o temprano, y otra vez, porque no es la primera vez que te deja llorando así, ¡Ahí esta la respuesta! "No te dije que estaba besándome con otra porque no preguntaste" "No te dije que me estaba follando a otra porque no preguntaste" "No te dije que estaba casado porque no preguntaste" y mientras tanto el batracio pide llamadas, videos y fotos a diestra y siniestra, ¡Ay que feliz me siento tengo a dos mujeres, una que la "quiero" y otra que deje de querer pero que me sirve para que se me ponga dura la polla ¡Ay que inteligente soy!, y tú caes como una ingenua creyéndole la sarta de palabras dulces que se sabe de memoria, y que sabe que funcionan contigo, ¡Porque lo sabe! ¡Él sabe que le han funcionado! ¿Cuántos años tienes Ana, quince? No te dice que sale con alguien porque ¡Sabe! ¡Que tú vas a cambiar con él! ¡ÉL LO SABE DESDE HACE MUCHO TIEMPO! Tú lo cortas de raíz, le quitas el servicio gratuito y parasitario de tiempo y atención para cuando la otra no esta pendiente llevándole la comida, si, escuchaste bien hermanita tú eres la otra, no la principal como tanto te gusta ser, aquí eres la otra, y si te quedas vas a ser la otra ¡ANA! ¡¿Le enseñaste a aprovecharse de ti?! ¡No! ¡Basta! Tú no le enseñaste nada de eso, tú eres la mujer más leal que conozco, ¡LO VI, ANA! y nadie esta a la altura de ti. Nadie. Tú has dejado dinero, dinero de verdad, has dejado comodidad, has dejado propiedades enteras, has olvidado hombres más fuertes que él, hombres que si te han hecho un verdadero daño... Porque tú nunca le has puesto precio a tu dignidad. Eres una mujer digna Ana, mereces un hombre que este a la altura de ti, y tú a la altura de él.-dijo él tomando otra galleta de crema para llevársela a la boca.
-¡Baja la voz! -gritó Ana mirándolo a los ojos. Mientras él caminaba despacio hacia ella.
-Él no te ama, y nunca lo hizo, es igual a todos los demás. Un pobre miserable. Si tú supieras que es el amor de un hombre, sabrías, sabrías que puedes manejar a un hombre como te plazca, sería tu perra faldera... (risas)- dijo él haciendo un gesto de látigo con las manos, provocando que Ana le sonriera entre las lagrimas y continuo-... y francamente un hombre que te ame preferiría que le cortarán el cuello en una guillotina antes que dejarte. ¡Oh por mil dioses! ¡No! ¿Dejarte? ¡Es que eso es imposible! ¡Yo solo quiero a esa mujer, ella es la que saca lo mejor de mi y me da la paz que no tengo con nadie! Un hombre que te ama en verdad por quien eres y no por el deseo que despiertes, no haría este circo de tercera...-le susurró él abriendo los brazos y abrazándola muy fuerte en silencio. Mientras ella lloraba sin hacer ruido alguno.
-¿Que haría un hombre que me ama, si me perdiera? Sé que lo sabes, y talvez yo lo haya escuchado mil veces antes pero me encanta hacerte esa pregunta- le susurro ella tranquilamente.
-Beber, llorar, fumar, volver a beber y volver a llorar y volver a fumar, estar con prostitutas, estar con mujeres de una noche, y seguiría así por años, años largos llenos de dolor y de soledad. Preguntándose cada vez que se baña los domingos ¿Si todavía lo quieres? ¿Si lo has olvidado? ¿Si todavía lo llevas en tu memoria con cariño? Él puede saber que tú estas con otro hombre después de que lo hayas dejado, puede saber que tienes hijos, pero eso poco le importa, porque lo que él quiere es que tú todavía lo ames. Así de fácil.-susurro él y la miro con ternura.
- Siempre serás mi hermano favorito-contesto ella dejando de abrazarlo y caminando para recibir el té que tenia Alfred en las manos.
-Soy tu único hermano, hermana- sonrió el mirándola beber el té. Y continuo diciendo:
-No, no, no, por dios santo no, que estupidez, si este tiene el coraje de esconderte que esta saliendo con otra, o además la osadía de decírtelo tan tarde, como si eso fuera salir bien contigo... -dijo y se rio a carcajadas-... Él miserable no tiene idea de como eres tú hermana, perdiste cuantos años de tu vida hablando de tus secretos ¡secretísimos! a ese bastardo ¿Diez? Ese oso de circo no sabe nada de ti, o todo lo que sabe esta mal, bastante mal..-dijo él con una risita entre los dientes y continuo-... o talvez sabia que eso iba a salir mal y no le importo porque lo que quería era amargarte la semana, cosa que si logró... -dijo él haciendo un gesto de gorila golpeándose el pecho y continuo diciendo-... ¡Tengo una nueva mujer en mi vida! ¡Me chupa la verga otra! ¡Que imbécil! Como si tú no te pudieras conseguir un hombre esta misma tarde simplemente poniéndote un vestido y paseándote por la ciudad... yo le hubiera escrito "Estoy saliendo con dos, uno me chupa cada pezón"- dijo él encendiendo un cigarrillo mientras miraba a Ana y luego continuo- …Tú que eres lo mas sexy que existe, todos mis amigos lo dicen, ¡Como te desean los pobres, hermana!
Ana termino de beber el té frio, se paso las menos por el cabello dorado, y sintió como le resbalaban más lagrimas en silencio.
-No me estoy sintiendo bien, me esta costando ignorar que me hirió hermano
-Que te duela que no te conozca después de tantos años, si, siéntate en el suelo a llorar cada tarde porque si es muy decepcionante, pero no esperes que él sienta algún remordimiento, ese no sufre por ti ni porque le dieran diez lingotes de oro ¡Ni con veinte! (risas)-contesto el joven chico exhalando el humo suavemente hacia el ventanal.
-Yo creía que no iba a hacerme daño pensé que íbamos estar en un tiempo de paz, al menos, él sabia que yo no estaba bien se lo dije, tampoco lo he jodido, y él viene a joderme así, ahora, en esta situación tan critica en la que estoy... ¿Pero cual es el propósito?
-Ese fue siempre tu maldito problema, creer, te dice tres palabras dulces y tú piensas que el vagabundo te dice la verdad. La verdad no es linda Ana ya deberías saberlo, estas metida en ese pozo porque en algún momento pensaste que podías confiar en "ese" también. Otro fraude, otro fracaso, otro infeliz que te vio la cara de estúpida ¿Por qué es tan difícil que lo entiendas? Los hombres no dicen la verdad, ninguno, todos saben como jugar este juego con las mujeres. No debes contarle nada de tu vida, nada en absoluto, así no sabrá cuando darte por donde más te duele. No confíes en el. No lo hagas. -dijo él llevándose el cigarrillo a la boca. Fumó, abrió los ojos y susurro:
-Si un hombre alguna vez te dice la verdad solo con hechos y no con palabras, cásate con él, cásate tranquila, porque has encontrado al verdadero.
-¿Como lo encuentro? ¡Llevo años tratando! ¡No hago mas que fallar! ¡Es desesperante! No sé porque siempre fallo, fallo sin descanso, ¡joder! ¿Dónde esta?
-Solo tapate los oídos y mira... ¡Eres un artista! ¡solo mira! Los hechos, son, mi querida hermana y señora, lo único que podemos creerle a los demás, lo único que deberíamos de creer, lo único que podemos tocar, sentir y recordar. Las palabras, las promesas, las disculpas, nada pesan, nada valen, nada importan. Porque para prometer y pedir perdón se necesita menos de un minuto, pero.... para construir y hacer, se requiere tiempo, esfuerzo, vida y dolor. -susurro el hombre mas joven apagando el cigarrillo en el comedor de roble.
-Un mentiroso jamás dirá la verdad porque tiempo no tiene, pereza es lo que esconde, es egoísta para sentir dolor y su vida no da por nadie.-contesto Alfred mientras servía otra taza de té de menta. Luego continuo diciendo:...Pero no hay nada mas peligroso que un mentiroso que cree que dice la verdad, y este es uno de esos Doña Ana.
-Yo si te voy a decir la verdad, y es que estas sola. Tú, estas, sola. Lo sabes pero muchas veces no quieres creerlo. La soledad es difícil Ana, créelo, la haz vivido toda tu vida, ¿Por qué quieres mentirte a ti misma? Pensando que un día dejara de ser difícil estar solo, eso no pasará. Siempre será difícil vivir solo....-dijo él arrastrando las palabras, luego, sin ningún asco saco la mano de su bolsillo y le sujeto con fuerza la cara a Ana para mirarla a los ojos ignorando las lagrimas que salían en silencio, y prosiguió diciendo-...También te da miedo estar sola aunque no lo demuestras, pero yo lo sé, te da miedo, lo que sientes es miedo, no es rabia, es miedo, tú tienes miedo de entender que estarás sola hasta tu muerte, como lo estuviste toda tu vida. Si vas a morir sola. Deberías decirlo como un creo cada noche para que mates ese miedo que te persigue como un lobo hambriento. Vas a morir sola, y eso no va cambiar por mucho que llores y cortes en pedazos ese comedor de roble. Tú, mi querida mujer rubia, vas a morir sola. Porque no has sido capaz de encontrar a tu alma gemela, como juraste un día que lo harías, esa promesa es lo que tanto te pesa y es que entiendo perfectamente porque sientes tanta desilusión, solo basta con mirar la cantidad de gente que te abandonó después de que tú ¡Tú! los elegiste, eliges mal, bastante mal a las personas en las que confías. Si no aprendes a elegir pronto, estarás condenada para siempre Ana a ese destino.-dijo él dándole un beso en la frente en silencio con los ojos abiertos mirando las grietas en la madera.
-No te haz equivocado tanto en la vida como cuando has tenido que elegir personas para tu vida... Mi querida hermana- le susurro él. La miro a los ojos por ultima vez y se fue por el mismo pasillo de regreso. Grito a la distancia como lo hacia siempre mientras caminaba:
-¡¿Cuándo te vas hermana?!
-¡Hoy en la tarde hermano!- respondió Ana guardando la espada otra vez en su funda de piel, y pasando su mano sobre las grietas del comedor pensativa.
-¡Ana no me duele que te vayas! ¡Porque todas las galletas de crema serán para mi! -gritó el chico joven con una sonrisa en los labios. Andes y Ana eran tan unidos como los extremos de un puente de piedra que atravesaba un rio. Ambos confiaban ciegamente el uno en el otro. Ambos conocían sus sombras y sus luces. Pero eran hermanos con diferentes nortes.
-¿Que quieres?
-Quisiera tenerlo en frente y decirle: Haz hecho el doble del daño que un día pensaste que jamás harías. ¿Y porque no? Escupirle en los pies. No es diferente, es más de lo mismo. Él cree que soy estúpida, lo cree de verdad, cree que no me hace daño, o que no me lo va a hacer, cuando el daño esta hecho desde hace años, y se acumula y se acumula. Y él no hace más que ignorarlo. ¿Qué sabe él de mi? Nada, ha demostrado que cambia las palabras según la posición que tenga en el tablero de ajedrez, es el mismo juego de siempre, decirme algo que me haga sentir bien y después golpearme con otra cosa que me va hacer sentir mal, así son sus juegos. Es demasiado bipolar, y la bipolaridad lastima, hiere hasta el cansancio, te desespera completamente. No es mi culpa que sus análisis sobre mi reacción estén todos mal calculados, pero era muy evidente que lo iba a tomar mal. Él ha creado esta maldita bola de nieve negra, y se lava las manos con una sola decisión que tomo a ultimo minuto. Cuanta hipocresía. Como si yo no hubiera estado y sufrido en ese lugar también, que tragedia horrible es abrir los ojos. Los míos.
David dijo: "Ana no me duele que te vayas" Me hubiera gustado contestar: "No me duele volver a dejarte."- sonreí y mire hacia la ventana.-... Quería escribirlo pero sabia que no era cierto, siempre me dolió irme, me dañaba el día, la semana. Duele irse porque nunca hubo un lugar en el que yo pudiera quedarme, ese hombre solo me ve de una manera posible y es ser una amiga de cuarto, me quito la ropa me trata bien, no me la quito me trata mal, ni somos amigos ni somos novios, y yo me niego de todas las formas posibles a volver a ese infierno de la relaciones informales, era todo siempre el mismo problema, yo soy el problema, mi manera de ser es el problema, ¡Claro que no le duele que me vaya! Tiene una persona a lado, no como a mi que me toca salir adelante de todas las depresiones en las que me mete, sola, ¡sola! Claro que espero que se mejore del Covid, ojala pronto, pero me niego a quedarme, me niego a volver, sé que me va a terminar haciendo más daño después. Más mujeres se pueden quedar en su vida, yo no. Pasar a otra mujer por alto no puedo, jamás lo hice. Todos lo saben. Si hay otra mujer yo me voy, siempre que lo escucho, me voy, es automático. Me abofeteo con lo de su nueva novia y eso era lo que él quería, para eso volvió, ese era el plan, lo hizo, no lo vi venir porque confiaba en él y logró hacerme el daño, ese comentario: "Ana no me duele que te vayas" Esta lleno lleno de odio, logró lo que se propuso. Me siento ridícula, tonta y estúpida. Pero al mismo tiempo aliviada, si se me hacia muy raro su regreso. Los hechos hablan por si solos, lo real es el dolor que siento, perdí a una persona en la que confiaba. Quedamos en medio de lo real, de la memoria, de los recuerdos, de lo que se hizo en vida, de lo que hicimos por otros, de lo que damos en plena luz del día. Y del dolor que sentimos cada mañana.
Deje como siempre de dormir para poder escribir sobre el dolor que estaba sintiendo. Me alegra haber terminado. Me voy a la cama tranquila, 4h00 am, yo a diferencia suya no voy a sacar un novio bajo la manga mañana. Lloré, y no quiero llorar mas por perder la confianza que tantas veces le tuve. Usted no me conoce David. Usted nunca me conoció.