-¿Donde esta Ana?
-No creo que quieras hablar con ella
La mujer simplemente recogió los platos, colocó las cucharas en los pocillos, apilo las servilletas y sobre ellas, cuchillos y cucharas sucios. Luego hizo un gesto de desagrado aburrida de llevar y traer la bandeja de madera.
Él subió las escaleras despacio, pensativo, intrigado por el silencio de la casa.
Escuché la puerta abrirse.
-Ana, tenemos que irnos
-¿Te parece que tengo ganas de ir?- dije sin ni siquiera mirarlo a los ojos, estaba en la cama mirando hacia la ventana
-¿Que sucedió?
-Lo que siempre sucede
-¿Que es?
-Soy yo
-¿Que pasa contigo?
-Quisiera saberlo
Silencio.
Él trataba de pensar que podría ser pero el miedo a sonar como un imbécil lo hacia mantener la boca cerrada. Prefirio esperar de pie en la puerta. Tranquilo.
Recuerdo que corrí la sábana, me levanté y caminé hacia la ventana. El hábito de toda la vida, no mirar a nadie a los ojos.
-Es verdad, empiezo a creer que es verdad, algo no esta bien, algo esta ¡muy mal!
-¿Que está muy mal?
-¡Basta con las preguntas! ¡no quiero más preguntas en este cuarto! Recuerdas ese auto de hotweels que querias para navidad cuando tenias ocho años...
-Si
-Recuerdas que recibiste exactamente lo que querias, y eso dejo un recuerdo imborrable en tu memoria, esa felicidad de recibir algo que quieres
-Si
-Bueno, yo llevo esperando mi regalo de navidad desde hace años, y cada vez que abro la caja es algo que no he pedido, son personas, personas que no pedí, personas que sirven para hacerme daño, aburrime o irritarme ¡personas que no pedí! ¿porque hay personas equivocadas en mis manos?
-Amor...
-¡Exacto! ¡Amor! Nunca hay amor en esas cajas, solo un montón de personas para olvidar, esto es terrible, no estaría molesta, pero lo estoy, porque me importa el amor y no me vengas con ese maldito discurso mediocre sobre la vida, ¡porque yo odio la vida! ¡la vida es mierda! ¡un montón de mierda invisible que funciona en automático! Aquí todos nos buscamos drogas para evitar la vida; el ejercicio, el trabajo, los viajes, el dinero, los hijos, los perros etc. Todo eso nos ayuda a creer que la vida funciona como debe funcionar, pero eso también es una ilusión. Somos los sueños de los dioses, o sus pesadillas. Nada más. Ahora mismo un niño dios me esta soñando, y yo sueño con él.
-¿Hace cuanto no comes?
Silencio.
-¿Sabes que me ayuda a mi a mantener la cordura? Considerando que vivo en una esfera de tierra y agua, una esfera que da siempre vueltas flotando en medio de una galaxia que nadie conoce, en un lugar que no sabemos dónde esta, lejos de no sabemos qué, rodeada de gente que odio, porque la mayoria de gente de este planeta es gente que me cae mal. Muy mal.
-El amor...
Recuerdo que aplaudí.
-¡Si! ¿y sabes porque?
-No
-Porque lo escucho...
-¿Que cosa?
-Escucho la voz de alguien todo el tiempo dentro de mi, fuera de mi, hay algo que me esta llamando todo el tiempo, no deja de llamarme, tengo esos recuerdos tan raros..
-¿Cuales recuerdos?
Silencio. Abri la ventana, hacia sol y entró la brisa.
-... Soy yo, yo levantando las manos hacia el cielo una y otra vez, una y otra, estoy tratando de alcanzar algo, algo arriba de mi, no el cielo, hay algo más, esta oscuro y no puedo ver que es, pero no lo puedo alcanzar, estiro las manos lo más que puedo y no lo alcanzo, me siento muy preocupada, angustiada, trato y trato y no puedo alcanzarlo...
-¿Y lo soñaste?
-Lo sueño, pero a veces aparece cuando voy caminando, cuando me acuesto a dormir sin estar dormida, cuando me baño, cuando estoy sola en un parque... a veces siento que me separaron de algo, que me alejaron de algo a la fuerza, como si no quisieran que estuviéramos cerca, como si no quisieran dejarnos hablar...
-Pero...
-Mira, yo siempre me he sentido muy sola aquí con las personas, en el país, en el continente, en el planeta, en la vida, en mi vida, pareciera a veces que este no es mi lugar, como si yo supiera que hay otros lugares que no conozco, no recuerdo otros lugares aparte de este, pero a veces siento que este planeta no es mi hogar, me siento como escondida aquí porque me siento muy atraída por el cielo, por las estrellas, por la luna, por los eclipses, siento como si...
-¿Como si?
-Como si conociera más sobre el cielo que sobre mi misma....
Me giré y lo miré a los ojos. Él miró hacia el suelo, de pronto el sonido del taladro del vecino comenzó a sonar ese domingo en la mañana.