-O sea que me das una carta, luego te escabulles clandestinamente a mi cuarto por la noche y abres mi equipaje, buscas en todos lados, encuentras la carta, vuelves a poner todo en su lugar ¿y pretendes que yo voy a pensar "oh perdí la carta de Carolina, que más da se debió haber caído por ahí, abriré otra carta de este paquete de quinientas cartas imaginario"?
-Ana eso no te importa porque yo rompí la carta
-Pues te va dar risa lo que te voy a decir, si todo ese esfuerzo fue para que no leyera tu carta, te jodiste, porque la abrí apenas me la diste.
Y la leí.
Carolina no logró disimular el gesto de desesperación que le causo la verdad. Nunca la vi tan mal, tan nada feliz, sin esa felicidad plástica e irritante que le encantaba demostrar. Yo simplemente sonreí mirando hacia la ventana diciendo:
-Caro, en serio vete tranquila, yo estoy mal por otras mil cosas que nada en absoluto tienen que ver contigo pero te quiero fuera de mi cuarto y por favor cierra la puerta
El cuarto, era un cuarto al estilo internado británico, no podía verse más desesperanzador, yo tenia mi equipaje sobre el escritorio junto a la ventana, podía ver el prado desde ahí, las nubes grises, y sentía la oscuridad de las paredes. La puerta seguía abierta.
-No te voy a dejar sola
-No te quedes porque voy a llorar y odio que me vean llorar, lo odio, ve, busca a tus amigas, seguro que alguna estará tratando de hacer un porro de marihuana con el papel de una chocolatina Jet o yo que sé llenando un condón con agua del grifo... - contesté en un tono de voz muy bajo casi como un susurro, caminé hacía el escritorio mirando del suelo hacia la ventana, me quite el abrigo y lo coloque sobre la silla madera junto al escritorio, me frote los ojos y luego me pase la mano fría por el cabello despeinándolo, al estilo "no he dormido nada desde hace semanas porque trabajo para el Nobel de literatura."
Nadie dijo nada. Estábamos mirando la ventana. Siempre estuve más acostumbrada a luchar contracorriente que hacer parte de algo o de alguien, "ser parte de" se me da muy mal, es un trabajo forzoso mantener el cariño de otra persona dentro de tu vida, es una responsabilidad compartida la amistad y el amor. Claro a esa edad con la vida que llevaba, estaba mutilada en muchos sentidos para que mi vida social tuviera "vida" bah, apenas podía mantenerme de pie, apenas sí comía, apenas si dormía. El silencio nos decía todo.