-Podemos quedarnos a ver el cielo
-Me gustan los lugares donde no hay tanta gente, lugares sin tanto ruido, sabes, el ruido mata los pensamientos
-Si es cierto Ana, yo prefiero escuchar música todo el tiempo
-En un día como hoy casi puedo oler que me voy del pais, casi que puedo sentir el maravilloso peso de las maletas
-¿A donde te iras Ana?
-A Canadá, si me voy para Canadá ya no tendré que lidiar todos los días con estas mentecitas mediocres, un merecido descanso para mí, mi tía vive allá desde hace muchos años, así que hablare con ella para poder irme cuando termine el colegio
-Si, es verdad, la mayoría de la gente no es muy interesante
-¿Es un chiste? ¡Que no te de pena miedo decirlo! ¡somos geniales! ¡tú eres un prodigio! ¡yo soy un genio! la mayoría de la gente ni siquiera sabe que color de ropa interior se puso esta mañana, la gente es tan aburrida y aburre tanto.
Carolina guardo silencio mientras mirábamos el cielo azul y brillante. Mientras el ruido del centro de la ciudad nos invadía la memoria.
-¿En dónde morirás? ¿también lo has visto en el futuro?
-No, aún no he visto mi muerte, no se, no tengo idea
-¿Dónde crees que sea?
-Lejos
-¿Serás un artista? Yo creo que elegirás el arte, eres muy buena, nunca he visto a nadie hacer lo que tú haces, podrías ayudarme con mis trabajos cuando comience diseño industrial en la UIS
-¿Diseñadora Industrial? No creo, tú serás una escritora, una muy famosa de esas que compra libros muy caros que nunca tiene tiempo para leer y que come todo light- conteste. Carolina sonrió, y yo sin mirarla también.
-Me gusta ir a las librerías a ojear libros que no puedo comprar
-Es otra forma de masoquismo, tú eres masoquista ¿lo sabias?
-Totalmente cierto
-Sabes, Wilde el escritor que tanto me gusta se fue a vivir a Francia
-Oscar Wilde
-Si ese escritor, si algún día visito Francia, entenderé que tengo que ser un artista, un artista no va a Francia porque sí, es una señal, una señal clara de que va morir por amor, de que va ser alguien, ese pais es como Reino Unido, uno no pasa por esos paises porque si Carolina, allí es donde se cambia la historia, donde ocurre lo peor y lo mejor, esa energía me gustaría sentirla alguna vez, ir a Grecia y ver el techo del templo de los dioses, estar en los lugares donde ocurrieron los momentos mas importantes del mundo ¿Qué poder puede ser ese?
-¿Te haz enamorado alguna vez?
-No, sólo de ti
-Hablo en serio Ana deja de jugar
-No, nunca, la verdad ni he estado cerca del amor, quién sabe, no tengo amigos, la gente no me gusta y yo a ellos tampoco, talvez el amor no será tan trascendental en mi vida
-¿Y si te enamoras?
-Lo superaré, como todo lo malo que me pasa (risas) … Si me enamoro y no es amor entonces lo olvidaré, tú me conoces, tú sabes como soy, yo pienso que el amor es permanente, los amores que se acaban para mi no fueron realmente amor, fueron solo imitaciones del amor, el amor es amor sin importar el tiempo, permanece igual, no cambia, es y seguirá siendo amor. Además un amor tiene que ser más fuerte que el olvido para que sea amor, pero tú deberías saberlo eres humana, yo no lo soy ¡Mierda! ¿Esa no es la clase de Ramiro? ¡Empezó educación física!
-Si, es la de nosotros
-No quiero ir, no vayamos, no es que vayamos a recordar una clase de educación física que perdimos en treinta o cuarenta años (risas)
-Me gusta hablar contigo Ana
-Pues a mi me gustaría decir lo mismo
Había una sola nube en ese cielo azul. El sol y la brisa fría. Carolina estaba conmigo mirando el techo de la escuela, descubrimos que podíamos violar la seguridad del penoso sistema educativo, nadie nos vio pasar al último piso, allí solíamos ir a hablar algunas veces, teníamos lugares repartidos por todo el edificio para escabullirnos a hablar, no lo planeábamos una encontraba a la otra, las conversaciones con Carolina nunca fueron conversaciones ordinarias, jamás, todo lo que hacíamos se volvía memorable, hasta profético.