-Asi que aquí estabas te estuve buscando pensé que estabas arriba
El treatro era por mucho el mejor lugar para estar solo, muy tentador para mi, el silencio, la madera, las cortinas gigantes, las luces debiles y titilantes del techo. Fue una fácil elección esconderme a trabajar en ese lugar.
-Estoy bien aquí
-¿Terminaste la actividad sobre la felicidad el punto número cinco de la guía?
-Si, no fue difícil, sólo hay que escribir que yo quiero dejar atrás todo lo malo y aprender del amor que el mundo tiene para darme cada día, no sé como no lo habia visto antes, habrá que despertar a todos los escritores del Nobel de sus tumbas para que lean esta maravillosa cita "Yo me amo sin importar mis defectos, yo estoy aquí para aprender de mi y compartir mi felicidad con mis verdaderos amigos que me quieren por quién soy, no aman la perfección, me aman a mí"
Me levanté del suelo soltando la fotocopia que apenas sí mire, intacta, comencé a aplaudir sola y el eco de los aplausos resonó en lo más alto del techo. Suelto una carcajada que parece más una risa estridente y malévola por la soledad del lugar.
-¡Dios! Esta gente si que esta mal de la cabeza, no puedo creer que estas personas tengan derechos legales para educar niños
-Ana hiciste un dibujo
-No me culpes estaba aburrida es renacentista ¿te gusta?
-Es hermoso
-Bueno le he dado valor a esa fotocopia aburrida de ética es un árbol que no se muere inútilmente
-Hoy me quedó después de clases con el grupo de pastoral
-¿Va a haber otra misa? ¿No les basta con acaparar todos los dias de la semana? Creí que Dios hacia home office solamente
-¿Te quedas y me acompañas?
-El grupo de pastoral ¡ufff! esas tipas no me quieren estan seguras de que yo soy el anticristo
-No me voy a demorar mucho
-¿No? Sólo tres horas nada más, mentirosa tú te quedas siempre más tiempo te encanta hablar con esas monjas
-¡Ay por favor! ¿sí te quedas?
-Te volviste loca, mírame, tengo cara de querer estar en la escuela después de clases, odio este sitio y me pides que me quedé como si estuviera en Disneyland París, no marica ni por el putas
-¡Ay Ana quédate!
-¡No!