20 Jun
20Jun

-¿Nos vamos todo en un mismo taxi? ¿si cabemos todos?
- Pero para dónde vamos
-Si, si negociamos con el señor podemos ir todos de una vez
- Pero para dónde vamos
- ¿Ana va venir?
- Si, Ana viene con nosotros
- Pero para dónde vamos
- Vámonos ya, porque hoy hay barra libre y nos la estamos perdiendo ¡además hoy las viejas no pagan!
- ¿A dónde nos vamos?
- Bueno yo ya estoy listo, vamonos ¿llevas las llaves?
- Si todo esta en mi bolso
- Guardame la billetera porfavor
- A mi guárdame el celular
- ¡Si el mío también!

Me subí al taxi fingiendo que no estaba tratando de adivinar hacia dónde nos dirigíamos esa noche, eran como las nueve, yo no habia comido pastel de hecho llegue tarde al cumpleaños, curiosamente todos los que ibamos en el taxi llegamos tarde, y los demás invitados no llegaron. La casa estaba medio vacia.Yo iba sentada en las piernas de J, recuerdo que me hacía reír, o yo fingía que me reía para tratar de ganar tiempo y pensar hacía dónde nos dirigimos, miraba por la ventana otros taxis pasar, los autos y los semáforos en verde, luego lo miraba a él, siempre decía "¡Tú no pesas nada, eres peso pluma mujer!"Yo no quería estar preocupada, pero lo estaba, habia algo que me daba vueltas, no era miedo, sino un sentimiento profético, algo iba a pasar, el taxista tomo la ruta hacia Girón.
Recuerdo el aire moviéndome el cabello, no tenía frío y tenía la edad en la que yo estaba menos preparada para afrontar traumas con madurez, (risas) tenía catorce, catorce años, y no estaba preparada para lo que sucedería en unos minutos cuando bajaramos del taxi. Aunque claro como todos los pubertos yo estaba segura de que me habia comido el mundo cien veces. Solía decirme a mi misma, " basta, que importa, que más da, me he metido en líos mucho peores, porque este mal presentimiento no desaparece, no, no es un mal presentimiento, es otra cosa diferente, no se que es, pero no dejo de pensar: ¿A dónde vamos? ¿Porque nadie me dice a dónde vamos?"

Cerré la puerta del auto. Todos se dirigian a una casa blanca, una casa blanca con un techo roto que parecia abandonada.

-¡Que belleza! Este es un muy bonito lugar en medio de la nada para que me roben los órganos
-(Risas) Ana es genial y esta muy loca ¿porque no la habias traído con nosotros antes?

Carolina no respondió. Los demás estaban haciendo fila en una ventanilla pagando la entrada.
Yo fui la última en entar. El chico que atendía estaba cansado, el lugar parecía cerrar solo hasta las cinco de la madrugada, tenía ganas de decirle al tipo si me dejaba trabajar con él en la ventanilla y luego irnos juntos cuando acabará el turno, yo no queria entrar, la ventanilla de solo un espacio rectangular de concreto y con rejillas para pasar las manillas de ingreso, era la clase de seguridad que yo estaba buscando. Era de hecho la única seguridad que habia en kilómetros.

Atravesé la puerta y solo habia oscuridad. Caminé unos minutos maldiciendo mi timidez, hasta que lentamente comencé a escuchar música electrónica, "¿Electrónica? Puede que el sitio no sea tan malo, te odio maldita paranoia" Sentí las baldosas del suelo, luego comencé a ver algunas luces, era la discoteca. Entré. Comencé a ver jovenes hablando, otros riendo, otros bailando, la barra libre estaba llena." ¡Al fin! el sitio parece normal" - pensé, J me trajo un cóctel con vodka, luego nos sentamos cerca con los demás y recuerdo que juntos estábamos en un sillon negro.

-¿Ana y como lo supiste?
-¿Saber qué? respondí haciendome la tonta y bebiendo tranquilamente la sprite mezclada con vodka en mi vaso, seguro él pensaba que yo habia adivinado a dónde veniamos pero lo cierto era que todavía no sabía ni como se llamaba la discoteca, no vi ningún letrero al entrar.
-¿Qué eres gay?

Recuerdo que estaba chupando un hielo cuando el trozo me bajo directamente por la garganta con todo el vodka, "¿gay? ¿cómo que gay? ¿y este man de que esta hablando? No puede estar borracho si apenas acabamos de llegar" Lo miré esperando el final del chiste, pero no hubo final, no era un chiste, él pensaba en serio que yo era gay. Luego, él comenzó a tararear una canción en un inglés incomprensible para mí.

Entré rápidamente en un dilema social, todo empezaba a tener sentido, el sitio a las afueras, el anonimato del lugar, la barra libre y la cantidad de gente. Comencé a observar detenidamente alrededor, los hombres se veían diferentes, más arreglados, más compresivos, más sociales, algunos bailando entre ellos, no necesite ver a las mujeres, mis ojos pasaron directamente a las pantallas gigantes que estaban proyectando videos homosexuales que yo no habia notado sino hasta ese fatídico momento. Sólo necesité tres segundos para crear una cuartada de emergencia mientras buscaba la forma de irme cuánto antes del sitio, no podía decirle a J que yo no era gay, ¡dios mío no! ¡Ana María no! ¡no es una opción! Aquí todos son gays, no puedo ponerme a armar un escandalo heterosexual, tengo que evitar llamar la atención,
¿y mi sentido moral y ético? Dios salve a la reina, tengo que quedarme callada hasta salir de aquí y procesar esto tan rápido como sea posible para pensar un nuevo y mejor plan. De repente me giré hacia J y le dije en voz alta:

-¡¿CAROLINA ES GAY?!
-Si ovbio, esa es la exnovia ¿ya la viste? Es la que esta sentada al lado izquierdo ¿ya te prendiste con el vodka? (risas) Voy a traerte más y cantamos juntas esta canción

La música simplemente dejo de sonar en mi cabeza. Entre en la nebulosa del silencio traumatico, Caro estaba hablando con cuatro personas cercanas a ella, se estaba riendo pero no estaba bebiendo y ni sabia lo que le esperaba al salir de ahí y subirse al taxi de vuelta a casa conmigo. Yo me bebí el bar entero, ni siquiera hacia falta que me llenarán el vaso, con lo que estaba bebiendo era mejor que me dieran directamente la botella. Estaba demasiado high para jugar a hacerme la hipócrita, Carolina pronto se dió cuenta de que yo no paraba de beber, la pasé caminando del bar al sillón toda la noche. Finalmente ella me pidió que nos fuéramos, yo no le hable casi nada, todo eran gestos y señas porque yo estaba putísima pero no quería armar un show. Carolina se despidio de todos sus amigos pero yo solo hice una mueca para el público en general y me levanté del sillón para caminar hasta la salida.

Carolina tuvo que alcanzarme.

Paré el taxi y ambas nos subimos al mismo tiempo.
Carolina le dijo al taxista la dirección, yo baje el vidrio, las luces amarillentas de los viejos postes de luz me iluminaban las mejillas, hubo un silencio largo entre los tres mientras la carrera estaba sola, recuerdo que yo llevaba mi suéter en las manos y lo apreté fuerte para controlar mi impulso de hablar pero fue inútil, me giré hacia Carolina y la miré directamente a los ojos.

-Resulta que la señorita es ¡GAY! y me trajo a escondidas a una discoteca ¡GAY!
-Ana puedes bajar la voz
-No sé explicame tú la verdad de lo esta pasando ¿Hay otra explicación posible? ¿Hubo algún detalle que olvidé mencionar?
-Yo pensé que tú lo sabías
-¿Ah?
-Si, eso fue lo que pensé
-¡Aaah! pensaste que yo sabia, o sea todos los gays me traen a su santuario gay y se supone que la gay ¿Soy yo? ¿Tu mamá sabe?

Carolina murmuró algo incomprensible para mí.

-Eso es un no, muy bien joder, vamos muy bien, ahora yo le tengo que ocultar la verdad a tu mamá ¿Cierto? Doña Gladys no tiene ni idea de que su hijita consentida que cumplió quince años ayer tiene exnovias que se medican para la menopausia, ¡Pobre doña Gladys! ¡y ahora mismo esta durmiendo tranquila pensando que estamos en cabecera! ¿Cómo es que miras a tu mama a los ojos cada vez que te da desayuno chococrispis Carolina? Marica que putas, pensé que confiabas en mí, que es esta mierda de traerme a un antro abandonado en mitad de la nada dónde quién sabe cuantos riñones han sido enviados en cajas de madera a Singapur, joder tienes mucho huevo Carolina ¡de una vez te digo: Por aquí yo no vuelvo! ¡no voy a volver! ¡me escuchaste! No voy a venir contigo a la piñata de órganos clandestina de Giron city
-Ana yo quería decirte de verdad pero es que no sabia cómo lo ibas a tomar
-¡No te creo nada ni el nombre! ¡¿Si te llamas Carolina, cierto?! Porqué a estás alturas puedes llamarte Paula, Andrea, Camila ¿Roberto? ¡Que putas! Es que a la señorita no le basta con tener una vida, nooooo, precisa dos, dos vidas necesita la culicagada. No me jodas.
-En el colegio mis amigas saben
-¿Qué?
-En el colegio yo he hablado con algunas de mis amigas y les dije...-ella contesto y siguió justificando. Me detuve a pensar pero no la estaba escuchando, "Cómo así que a las amigas si les dice y a mi no ¿Y que se supone que soy yo? ¿el gato adoptivo? ¿Por qué siempre soy la última en enterarme de todo?"

Caro estaba tratando de hablarme con una voz muy baja pero sus intentos de explicación fueron inútiles, ella no sabia como manejarlo, y yo estaba inmanejable. Llegamos al edificio naranja, al fin en la civilización. Me bajé del auto y me fui directo al ascensor. Luego de que Carolina abriera la puerta del apartamento, me cambié en el baño como pude, estaba mareadísima por el vodka ilegal que me bebí a bocanadas, me coloqué una pijama porque era imposible que llegará a mi casa en ese estado. Me tiré al sofá para tratar de dormir pero todo me daba vueltas, las paredes se movían, la ventana y el techo giraban y giraban, no podía quedarme dormida, hasta que irónicamente me giré y vomité.

Cuando abrí los ojos la luz del sol era bastante blanca, el día había comenzado sin mi. Me senté, me estire, aun seguía en la casa de Carolina, me recosté y comencé a pensar. El vómito. Voy a limpiar el vómito. Miré hacía el suelo blanco y no lo encontré. ¿Dónde está el vómito? Busqué en el otro lado del sofá, bajo el sofá y detrás del sofá. No había tal vómito. ¿Lo habré soñado? Sacudí la cabeza, no imposible, yo sí vomité eso no fue un sueño, estaba oscuro y no podía dormir porque todo me daba vueltas. ¿Será que alguien lo limpio? Se me vino la imagen de Doña Gladys limpiando el vómito de rodillas antes de irse a trabajar, me reí, era una idea bastante ridícula porque iba a hacer eso sabiendo que yo debía limpiarlo cuando despertara, no tiene ningún sentido. Talvez lo limpio la chica del servicio, miré hacía la cocina buscando escuchar algún ruido, nada. Silencio. Mierda estoy sola, en esta casa no hay nadie. De pronto Carolina apareció en el salón contiguo en pijama soñolienta, ella se veía bastante cansada.

-Ana, voy a dormir ¿si? Tu desayuno esta en la cocina come lo que quieras-dijo y luego ella entro a su cuarto despacio y cerró la puerta.

Me recosté en el sofá confundida mirando hacia el techo ¿Pero que esta pasando? ¿Dónde esta el vómito? ¿Será posible? Me reí, no, imposible. Talvez había sido Carolina la que me escucho vomitar y se levanto durante madrugada a limpiar el suelo de la sala lleno de vodka con jugo gástrico, me reí, era simplemente imposible porque Carolina es el ser humano más asquiento de este y otros universos, es la persona más pulcramente insoportable que conozco, es tan limpia a tal punto que casi toda su ropa es blanca, le encanta el blanco, esta obsesionada con ese no-color, además se lava el cabello más de dos veces en el día, siempre tiene el cabello liso y brillante no importa cuántas veces le huelas el cabello, siempre huele a champú, y no al champú genérico, no, no, no, tiene que ser el champú antialérgico con extractos naturales de una selva virgen en Nueva Zelanda, y los productos para la piel, OMG ¡la mujer esta loca! Si pudiera beberse las cremas hidratantes de Dove se las bebería, además el olor de su desodorante lo conozco de memoria.

Definitivamente no, no hubo tal vómito, fue todo un mal sueño. No volveré a beber así jamás. Jamás.

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