Hola Anna,
Espero que todo este bien en el universo paralelo, y que sea mi universo el único que se este derrumbando. Tengo la esperanza de que puedas escucharme, tal vez porque nunca pierdo la esperanza de nada en mi vida.
Las cosas aquí no están bien, tú no estas bien, desde hace dos semanas no paras de llorar, lloras en el trabajo, lloras cuando haces deporte, lloras comiendo, lloras en la ducha, lloras durmiendo, lloras en el supermercado, el llanto no para con nada, y tenemos el estomago muy lastimado, todo el tiempo siento dolores en la piel, pero cuando creo que es hambre, vomitas, vomitas todo, vomitas solo con ver la comida, hacerte comer ha sido un reto muy difícil, son casi dos horas rogando para que te comas la mitad de una sopa. Todo te cuesta mucho trabajo, vestirte es como una tragedia, bañarte es un caos completo, cada responsabilidad diaria te cuesta mucho, las pequeñas y las grandes, porque no tienes animo de nada, ni quieres hacer nada, ni quieres hablar nada, solo quieres llorar. Solo piensas en llorar.
Haces todo pero llorando.
Cumples pero llorando.
Sales de casa pero llorando.
No quieres ver a nadie, y tienes ataques de pánico en el supermercado porque de alguna manera extraña ya no soportas el ruido, ni a las personas. Odias a la gente. No soportas que se te acerquen. Ni a preguntarte nada, ni a coquetearte, ni que simplemente te miren. Antes controlabas ese pánico, ahora eso es extremadamente difícil. Ya no quieres escuchar música, y este si que es un punto muy delicado, jamás te había visto yo tan mal.
Yo estoy sola buscando soluciones a cada uno de estos cambios abruptos. Adaptándome a este nuevo normal. A veces siento que voy a perder la cordura Anna. No es fácil, pero ya me conoces yo no te abandono. No quiero abandonarte.
Hemos tenido momentos difíciles pero nada tan rápido y extraño como esto. Avanza rápido y golpea fuerte. Esta depresión es impredecible y asfixiante. No se como pararla. Pero no dejamos de tratar. Es como un brisa helada en un bosque, fuerte, incesante, atemorizante, cambiante, como el principio de una tormenta que tienes que soportar sin refugio, estamos perdidos en este lugar y estamos muy cansados, siento siempre un frio en el pecho. Me siento azul. Muy azul.
La idea del suicidio apareció de un momento a otro y con una intensidad tal, que solté todos los pensamientos para pararla.
Yo... yo que he luchado día tras día para que entres en razón, decidí en medio de mi desesperación contarte una historia porque siempre te gustaron las historias, un historia que es más un recuerdo, un recuerdo que apareció en los profundos y más oscuros rincones de tu memoria.
¿Recuerdas cuando Carolina y tú hablaban del paraíso?
Cuando estaban en la escuela.
Tú en tu elocuencia le dijiste que el paraíso no es el mismo para todos, que el lugar a donde van las personas cuando se mueren cambia dependiendo de lo que piensen y de lo que amen. ¡Y que comentario tan acertado! ¡Siempre diste esas señales de ser una mujer brillante! y le preguntaste:
¿Si te murieras ahora mismo, que forma crees que tendría tu paraíso?
Carolina no dudo ni un segundo en decir: Una biblioteca. ¿Y el tuyo?
¿Recuerdas que fue lo que contestaste Anna? Porque yo si lo recuerdo. Dijiste: Un lago y un bosque.
Querías pintar un lago y un bosque y vivir ahí después de morir. También querías pintar a las personas que querías encontrarte.
No te mates sin antes pintarlo.
Tienes que pintar a los niños, al perro, al gato, todavía hay tiempo para pintar un día soleado. Vamos, que yo no quiero perderte.