10 Aug
10Aug

Hoy lloré.


Hace mucho no lloraba recordando mi infancia. Recordé a la abuela y a mis primos, y no pude evitar llorar de felicidad, yo fui feliz con ellos, los cuatro niños pequeños entre ellos mi hermano y la abuela que también era otro niño como nosotros. Esa fue mi auténtica felicidad. Mientras veíamos a los niños bañarse en la piscina, entre los gritos de alegría, la comida caliente en la mesa, las gaseosas frías, la toallas mojadas, los pies descalzos y el pasto, el sol despierto, las nubes dormidas, el mes de junio, la sombra de los árboles, las hojas haciendo ese ruido maravilloso cuando la brisa las toca, el sonido del agua cuando saltabas a la piscina, el cabello mojado, y los pies tibios por el calor. Miré a mi abuela que estaba junto a mi sentada mirándolo todo en silencio y le dije:


-Yo no quisiera que las vacaciones se acabarán. Quisiera quedarme aquí para siempre.


Mi abuela me contestó sin mirarme:-Yo tampoco quisiera irme.


Ahora me doy cuenta tantos años después que yo no me refería a las vacaciones, me refería a ellos, a estar siempre con ellos y que el tiempo no nos cambiará, que la buena vida fuera siempre la misma, la nuestra.


Te amo abuela, te amo tanto y cada vez más.
Besos, Anna MCCORMICK.

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