04 Nov
04Nov

La muerte de mi tío Carlos.


Yo estaba barriendo en mi casa, lo recuerdo bien, había colocado música en el Google Assistant y estaba concentrada organizando mis carpetas, mi ropa y mi computador. Mi novio y yo habíamos pasado toda la noche hablando con la esperanza de estar tranquilos el uno con el otro, nos habíamos acostado a dormir a las seis de la mañana, yo me había despertado a las cuatro de la tarde del domingo 8 de octubre y estaba barriendo con la escoba y el recogedor el polvo del suelo qué aunque se limpie cien veces, cien veces vuelve a aparecer. cuando de la nada, me llega un mensaje de Anadelia en WhatsApp. Vi qué era una nota de voz extremadamente corta.


No le di importancia y pensé: "La escucho después..."


Paso exactamente una hora. Terminé el aseo de mi casa y me tiré a la cama a descansar, desconecte el teléfono del cargador y comencé a leer mensajes.


Tranquila y sin miedo escuché la nota de voz de Anadelia, pensando que seguramente me había enviado un ¿Cómo estas mi amor? o quizás me quería pedir fotos para mirar y entretenerse cuando esta aburrida viendo televisión. Cuando me di cuenta de qué la voz de Anadelia estaba entristecida, apagada y llena de miedo. Me di cuenta de qué todo estaba muy mal en Provenza, la casa de mi abuela. Repetí la nota de voz dos veces. La repetí porqué no entendía qué estaba pasando ¿Cómo qué mi tío Carlos? Tiene que haber un error. Me senté en la cama y me puse inmediatamente a pensar la última vez qué supe de mi tío Carlos, fue el viernes, hace un día atrás yo había llamado a mi abuela, como la llamo cada semana y "paso lista" pasar lista es preguntarle cómo está ella, si desayuno, qué desayuno, si almorzó y qué almorzó, si le duele mucho la pierna o si no tiene mucho dolor, si hay algún chisme en el barrio que podamos compartirnos y luego empiezo a preguntar nombre por nombre de mis primos y mis tios, para qué ella me cuente las buenas nuevas de cada uno. El viernes gran abueli me dijo: "Yo hablé con su tío Carlos porqué no ha podido venirse de Barranca, hubo un derrumbe en una montaña, hay mucha tierra y la vía esta tapada, viaja mañana el sábado porqué está muy peligroso..." El pecho se me colocó frío, la piel del pecho se me helo cómo si me hubiera caído un pedazo de hielo y neblina en las costillas.


Si, era mi tío Carlos él que estaba muerto.


Le escribí a Anadelia desesperadamente no, no, no, no, no, no, dios mio, no, no, no, no. Me controlé lo más qué pude y dejé de teclear en el teléfono, me costaba respirar, cuando recibí un duro golpe en la memoria y otro fuerte golpe en el corazón. Dije tres veces el nombre de mi primo, José, José, José, el hijo mayor de mi tío Carlos cómo si lo estuviera llamando desde las escaleras de la casa de la nona al medio día para qué bajará a almorzar. José no estaba en mi casa, y yo no estaba con él, se me bajaron las lágrimas y comencé a llorar. José Luis no debe saber nada de lo que esta pasando, qué ganas tuve de evitarle la terrible tragedia qué se le estaba acercando de parte de la vida y del destino qué muchas veces es tan cruel con todos nosotros, quise esconder a José Luis en uno de los castillos con cojines que hacíamos cuando jugábamos en el balcón por las tardes, quise con fuerza qué todo este dolor no lo alcanzará en Australia, sólo y recién levantado. De pronto una oleada de preocupación me golpeó de frente, mi abuela, mi abuela no esta bien de salud desde hacia meses, ella no merece perder a un hijo, mi abuela, mi abuelita, mi gran abueli.


Oprimí la tecla de llamar con miedo, y me mentalice para lo peor. Llame a Anadelia corriendo desesperada para saber si era posible evitarle el dolor tan injusto a mi abuela de su hijo muerto por un día más, o al menos unas horas más, lo que fuera, yo me daba bien servida con algo por minúsculo que fuera, rogué porqué mi abuela todavía no supiera nada. Anadelia me contestó llorando como un animal herido. La consolé cómo pude y me explicó qué mi tío estaba muerto, resignada y perdida en el dolor. Escuché de inmediato a mi abuela llorar en el fondo de la llamada mientras Anadelia hacia un largo silencio. 


"Te voy a pasar a tu nonita me dijo"


Mi abuela, a la qué yo pocas veces la he escuchado llorar en mi vida estaba desconsolada y delirando "Llamaron en la madrugada, fui yo la que conteste primero, me dijeron usted es la madre de Carlos McCormick, y yo dije si soy yo, y el policía dijo al momentico; su hijo se mato vía Barrancabermeja..." Entre lagrimas y mi silencio, mi abuela continuo sumida en la rabia y el desespero "Yo le dije qué no viajara por la noche, pero él estaba tan contento por estar con el nieto, tenia tantas ganas de llegar a la casa a pasar el día con ese bebé tan hermoso..." decía con mucha rabia y una tristeza infinita "la vida es muy dura mi amor, la vida es muy dura mi amor, toca tener paciencia, tener paciencia, vamos a estar unidos, siempre vamos a estar unidos..." no dejaba de repetirme aquella frase mientras tenia el celular de Anadelia en las manos.


Hablé entre lágrimas y le dije un discurso de palabras bonitas sobre las vacaciones de verano de mi tío Carlos, mi tía Carolina y mi mamá, vacaciones qué disfrutaron yendo de paseo a varios sitios en la ciudad y los pueblos de los alrededores, quería decirle algo qué la pudiera consolar aunque yo sabía qué eso poco iba a servir. Porqué lo único qué gran abueli quería era tener a su hijo vivo. Vivo y en la casa comiéndose un roscón o un bocadillo con queso.


Mi abuela y yo hablamos una hora, luego ella me dice:

"Quiero que hables con el nono"
Mi abuelo estaba muchísimo peor que mi abuela y Anadelia, era él qué peor estaba de los tres, estaba desesperado, desconsolado y con los ojos perdidos en la tragedia "Mi hijo, mi hijo, Carlitos mi hijo, era tan buen hijo Carlitos, era cascarrabias pero era mi hijo, estoy recordando la vida de mi hijo aquí sólo sentado en el patio, la vida es muy dura mi amor, la vida es muy dura... tenemos que tener paciencia..."


Hablé con mi abuelo un rato largo y luego me pidió que colgara porque la casa estaba sola y todos se habían ido. "Llame a su mama que esta en la fiscalía con Miriam..."

La imagen de mi abuelo sólo llorando en el patio de la casa me golpeo muy fuerte. Me tambalee. Me seque las lagrimas rápido. Le marque a mi madre, que por muchos problemas personales y diferencias continuas estaba bloqueada en mi teléfono, nunca tuvimos una buena relación, tampoco nos logramos entender después de 33 años, la desbloquee, y la llame entendiendo que esta era una situación particular, era una tragedia familiar. Contesto, no dijo casi nada, estaba muy desconcertada, así que hable yo y le explique que estaba al tanto de la situación, que acababa de hablar con mi abuela, mi abuelo y Anadelia, le dije que ella tenia que enfocarse en no dejar a Miriam sola, la esposa de mi tío que era por muchas razones la más destrozada de todos nosotros.

El dilema era en ese momento si decirle o no José sobre el accidente, el dilema era en ese momento elegir quien le iba a decir, Miriam angustiada había decidido llamarlo para darle la noticia terrible, que rápidamente se estaba esparciendo en los medios de comunicación de Caracol Radio, Miriam no quería que su hijo se enterara por mensajes de WhatsApp de terceros, pero él no contestaba su teléfono porque aún estaba dormido y se tenia que levantar a trabajar a las 3 a.m en Australia. El miedo se podía sentir tan solido y frio como la pantalla de un celular.

Yo vi una foto en particular del accidente de transito, una foto en la que podía ver las piernas de mi tío cruzadas sobre una carretera en medio de dos motos despedazadas, era su jean azul, era su contextura, era él. Habia un montón de sangre en su dirección, había un casco roto a unos escasos centímetros de él, no vi su cabeza, no vi su rostro. Cuando empezaron a circular las fotos de los testigos, y sus videos en baja definición, esa gente no se daba cuenta de que mi familia, su familia, estábamos desesperados por ayudarlo, por contactarlo, por encontrarlo vivo. Cuando vez el cuerpo de alguien que hace una hora iba para su casa, que hace una hora había comido, que hace una hora había hablado, que hace una hora se había metido las llaves en le bolsillo, que hace una hora había revisado los mensajes en su teléfono. Bueno, ver que su cuerpo esta tirado en una carretera fría en la noche, en una vía oscura, rodeado de luces de sirenas y de desconocidos tomándole fotos y videos a la escena siniestra, mientras están hablando, y él esta ahí desangrado y malherido sin vida. Bueno, no es bonito, no es una muerte digna. Duele. Duele ver que la muerte de alguien de tu familia se convierta en un tweet de un canal de noticias. Tú como familia de la victima lo que quieres es dejar de ver todo el espectáculo por una pantalla, y espantar a toda esa chusma, acercarte al cuerpo y cubrirlo con una cobija, cubrir, proteger a una persona que ya no puede protegerse. A veces logro imaginar si mágicamente hubiésemos llegado a tiempo esa trágica noche, abrir las puertas, bajarnos de los autos y correr hacia él, antes de que ese lugar se llenara de voces, de gente, de periodistas, de policías, pensar mágicamente que llegáramos justo a tiempo después de la muerte, después de la llamada, a cubrirlo y a subirlo en una ambulancia así no estuviera vivo. Porque para nosotros mi tío Carlos todavía estaba vivo en ese momento, así no respirara, porque nosotros fuimos su familia, fuimos las personas que lo estábamos esperando en la casa.


"En hechos que son materia de investigación dos personas, un hombre de 54 años y otra persona de 22 años murieron. Ocurrió pasadas las 7:00 p.m., en el kilómetro 48+947 metros de la vía que de La Fortuna conduce a Bucaramanga, en el sector conocido como Portugal de Lebrija, antes del sitio en donde se presentó el derrumbe que dejó incomunicada a la capital santandereana con Barrancabermeja. Según información preliminar de las autoridades de tránsito estas dos personas se habrían chocado en sus motocicletas de frente,  y uno de las personas murió en el lugar, mientras que la otra víctima murió en el centro asistencial médico. Además se conoció que las personas muertas por este trágico accidente fueron identificadas como Carlos Eduardo McCormick Tarazona de 54 años, quien fallece en el sitio del accidente  y  Julián Steven González Arias 22 años, quien murió en el centro médico ante la gravedad de sus heridas. Un testigo de este grave accidente manifestó que el choque entre los dos motociclistas se presentó en el kilómetro 48, sector El Guamito, Municipio de Lebrija, en donde estas dos personas murieron."


Después de dos días largos contestando llamadas y escribiendo mensajes de agradecimiento, tuve que enfrentarme al lunes y a llorar discretamente en la calle, en el súpermercado, mientras hacia deporte en la madrugada y cuando iba al trabajo, ese es el resumen de la vida de un emigrante; aprender a llorar los problemas serios mientras uno cumple su jornada laboral, siempre de tripas corazón, se me bajaban continuamente las lágrimas en silencio de recordar lo mal que estaba mi familia. De recordar lo mal que estábamos todos. Perdimos a un amigo, a un tio, a un hermano, a un esposo, a un papá, a un abuelo y a un hijo.

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