Oh llama indomable
Que despierta los sueños
Y quema los recuerdos
Apareces en la noche
Como estrella caída
Y devoras templos
Con tu lengua de azufre
Fuego rugiente
Como león enloquecido
El mundo tiembla
Ante su aliento rojo
Ni los mares
Pueden apagarte,
Pues tu voluntad
Es más fuerte
Tu hambre no conoce
Fin ni piedad
El fuego
No conoce traición
En tus llamas
Brotan gritos de los vencidos
Donde hubo fuego
Hubo destino
En la noche oscura
Canta el fuego su canción
Eco ardiente
De antiguas venganzas
Alejandria cayó
No por espada ni por lanza
Sino por el fuego
Que trepó sus torres
Como bestia divina
La antorcha arde
En manos del héroe
Más viva la llama
Más voraz el incendio
Fuego que purifica
Entre llamas
El mundo renace
Sólo en la destrucción
Canta la eternidad
Fuego del hogar
Protector de los niños
Fulgor inmortal
Nacido del Olimpo
Rompes la sombra
Con tus dedos de oro
Los reyes caen
Pero su tumba arde
Y su gloria sube en humo
Al cielo estrellado
Fin.
,
despierta al dragón
reposa en cada llama
su voz murmura entre las ascuas dormidas.
El sol presta su fuerza al fuego
juicio ardiente
Oh llama sagrada, corona de los dioses,
bailas sobre la madera con lengua roja de guerra.
Cuando el trueno lo llama, el fuego responde,
saltando con furia sobre los muros de los hombres.
El fuego, como la venganza, no olvida,
y vuelve, aún ceniza, a devorar lo que amó
Los ojos del guerrero brillan como brasas
cuando la ira lo enciende en mitad del combate.
No hay pacto con el fuego;
él reclama tributo con cada chispa.