No me cansaré de decirte que la única mala decisión es la de no decidir nada.
Para que otra vez te fías más de tu intuición y menos de lo que te dicen los demás, aprende a sentirte bien cuando cometas un error, ¡porque todos cometemos errores! No se libra nadie, ni tu cuñada siempre tan amable y de buen humor, ni tu jefe don perfecto, ni esa mamá del cole que siempre tiene solución para todo. ¡Nadie!
Yo misma, cada vez que cometo un error, me recuerdo que cometo errores porque no sé, porque estoy aprendiendo y ya.