05 Apr

Me encontraba en las cuevas azuladas del planeta helado, estaba y no estaba ahí, mi mente iba y venia como un silencioso petirrojo buscando comida en un jardín. Mis suspiros y las miradas profundas terminaban en el suelo frio, arenoso y pálido por los pocos rayos de luz que atravesaban los ancestrales muros de hielo. El hogar para los que crecimos en la quinta dimensión. 

Tenia la barbilla tocando mi rodilla, y los pies descalzos para que me sirvieran de ancla en la realidad. Las personas dicen demasiado la palabra "solo" pero lo realmente desconcertante es que muy pocas veces en la existencia puede uno estar absolutamente solo, para mi, la certeza de qué todo estaba unido irremediablemente me acompaño desde el día que abrí los ojos hasta hoy "la separación es una ilusión" me repetía como un credo casi todas las noches, suspirando casi siempre al final.

-Espero qué elijas siempre las ilusiones más bellas, ahí estas, sin vigilancia, y sin comer supongo también Ana, ya lo hemos hablado cientos de veces, por favor no me hagas repetirlo.

Orión me había leído la mente en un descuido.

Lo miré.

Si, me gustaba ser protegida y tener a alguien siempre mirándome en secreto cuidándome a la distancia, llegué a entender ese ritual y a disfrutarlo porqué ese era el orden de las cosas. Aunque a veces en algunas caminatas largas entre mis pensamientos más profundos escapaba por un momento a senderos lejanos a sus ojos, al camino trazado, y al terreno seguro. A veces me gustaba desparecer solo por un susurro de libertad, como cuando un niño dios le suelta la mano a la diosa para ir detrás de la mariposa, aunque sabia que luego debía volver a ser encontrada por otros para entregarme de nuevo a esa vigilancia tan antigua y respetable qué ahora los seres humanos quieren llamar Amor.




Cuando era niña solía ver a la familia como algo diferente. 

Como un castillo de piedra amarilla, con grandes rocas pesadas bien talladas, con muros enormes, ventanales de colores, un enorme terreno verde, y un cielo azul como bandera. La familia parecía algo eterno, firme y antiguo. Parecía que todo podía cambiar, ir y venir, aparecer y desaparecer, elevarse y caer, pero no mi familia. Mi familia parecía estar escondida del tiempo, parecía ser resistente a todo y a todos. 

Ahora qué he crecido, esa ilusión tan bella se esta desmoronando. He empezado a ver las grietas en la pintura, el desgaste del lienzo, el polvo del tiempo, la fragilidad de los recuerdos y los pasos cojos del amor.












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