¿Qué sello has puesto a mí? Mírame, tan lejana, mi corazón siempre palpitando en algún desierto de Júpiter, mi corazón latiendo en la ultima luna de Plutón. Mi noche llena de estrellas, todo se perdió ese día, sólo recuerdo tus manos separándose de las mías en la oscuridad, y mis gritos hacia al cielo, mirando como la oscuridad nos separaba y nos tragaba. Amor mío ¿Qué conjuraste antes? En aquellas vidas pasadas, en ese lago tan helado, en ese bosque tan silencioso ¿Qué me hiciste jurar? ¿Qué nos juramos que se volvió magia? ¿De qué profecía no pudimos escapar? En sueños te veo dentro de los espejos llenos de mariposas violetas tan brillantes, en sueños todavía estamos juntos caminando en los jardines de un castillo del que ahora sólo custodio sus ruinas como un guardián cansado ¡un rey! ¡eras nuestro rey! ¡mi adorado rey! Como te bendijeron los antiguos y nuevos dioses, y yo qué no me dejo mandar, qué rompo todas las cadenas, que soy más salvaje que los ciervos de la montaña, pero tú a mi fuego encendido no le tenias miedo, confiabas en que no se volvería incendio, confiabas en mi más qué en cualquiera, me hacías escuchar detrás de los muros de piedra los secretos de los sabios para que tú pudieras saber si yo confiaba en ellos o no, yo era tu santa aunque no hiciera milagros y cometiera pecados, la mujer qué se hundió con un vestido y una espada dentro de ese lago tan frio y de agua cristal. Recuerdo la hierba de los arboles cercanos donde nos escondíamos a dormir y a leer, aún recuerdo partes ocultas de una gran felicidad al escuchar como me leías allí bajo el árbol todavía verde, renaceré de nuevo y volverá a hacerme feliz ese sencillo gesto que tenias para mi, te perdí, pero todo lo que amé de ti resuena dentro mi espíritu, pequeños tesoros escondidos que otros desentierran, los rituales sagrados, las antorchas, los sacerdotes, las guerras, la sangre y fuego. Ser amada tan profundamente te deja para siempre marcas y escudos, en sueños veo a nuestros hijos caminando en otros lugares desconocidos, sonriendo en otros paisajes tan lejanos de nuestra galaxia, buscándonos entre sueños, entre fantasías, los hijos que no tuvimos y sus rencarnaciones durmiendo en el palacio escuchando la lluvia caer. Todavía levanto los brazos hacia las nubes cuando estoy sola, buscando alcanzarte, buscando recordar tu voz, la tristeza se quedo conmigo como la sal se quedo en el mar, la tristeza fragmento tu recuerdo, ahora sólo veo partes de ti en otros hombres, pero ninguno eres tú, y ellos saben que no pueden ser tú, y esperan con paciencia a qué yo lo entienda para irse en silencio, y sin culpas. ¿Volverás? ¿Acaso no sientes mi dolor? ¿Cómo es posible qué no sientas mi dolor? Si los trozos de mi corazón de ven con el Hubble mi amor. Es que no lo puedo creer, no lo quiero creer, me duele caminar en un mundo donde todos son personas equivocadas y nadie es la correcta. No tengo energía para rendirme, me conoces, soy un perro de cacería que olfatea el rastro de la presa, soy un lobo qué en las noches quiere tocar la luna llena con su aullar, soy la muralla de piedra que protege el castillo, soy el fuego que se enciende para seguir el camino, soy el lago profundo del que nunca vas a poder sacar todos los tesoros, soy la espada que se coloca en el cuello y corta cuando debe cortar, soy una reina solitaria, una reina desnuda, ellos comen en mi mesa pero siempre habrá una parte de mi corazón qué esta lejos del vino y de la carne, siempre habrá una partecita que esta mirando las ventanas mientras llueve, buscándote.
No quiero encontrarte, no, sólo quiero reconocerte.